_
_
_
_
Crónica:SUDÁFRICA 2010 | Uruguay-Francia
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Maestro, 20 años después

Tabárez quiere aunar el tradicional espíritu aguerrido de los charrúas con una ambición estética

De brazos cruzados, Óscar Tabárez (Montevideo, 1947) departe con sus colaboradores mientras contempla los jueguecitos con el balón de Forlán y Cáceres en el majestuoso estadio de Ciudad del Cabo, el Green Point. Llegaron tarde, pero llegaron. Ansiosos por tocar la pelota después de tres horas de retraso en su vuelo desde la ciudad minera de Kimberley en el avión que prepara la FIFA a las delegaciones, lo que privó del descanso tras la comida. Y, además, propició un ligero reproche al organismo internacional por parte del Maestro Tabárez, sin perder energía en la protesta, muy concentrado ante una segunda oportunidad, quizá la última, que comienza hoy ante Francia.

Ya dirigió al equipo en el Mundial de Italia 1990, cuando Uruguay consiguió su única victoria mundialista en los últimos 17 partidos: ante Corea del Sur gracias a gol de Daniel Fonseca. Una victoria en 40 años y una clasificación tortuosa no han minado, sin embargo, el entusiasmo de un pueblo tan futbolero y tan convencido de que esta vez ya les toca.

"¿Favoritos? Sabemos cuál es la realidad de nuestro fútbol en el contexto global"
En un vuelo de la FIFA, el equipo llegó con tres horas de retraso y tuvo que cambiar los planes
Más información
Sarkozy, fan de Domenech

"Nos hacemos nuestra composición de lugar", dice Tabárez con un verbo pausado y fluido que remite a su primera profesión, maestro de escuela, antes de dedicarse a entrenar en los últimos 30 años. El respeto de sus compatriotas reporteros es máximo, anteponiendo cada pregunta con un maestro para requerir su atención. Y las respuestas se extienden precisas y rigurosas. "¿Favoritos? Es irrelevante. Sabemos cuál es la realidad de nuestro fútbol en el contexto mundial", dice después de recordar "los cambios muy profundos en el mundo" y "la ubicación uruguaya en ese contexto". Como queriendo ahuyentar a quienes todavía viven del mito de aquellas medallas de oro en los dos primeros Juegos Olímpicos antes de proclamarse campeón del primer Mundial en Montevideo, en 1930, precediendo al maracanazo 20 años después en Brasil.

"Y yo le pregunto a la gente: '¿Les gusta que los guerreros jueguen bien al fútbol?". Tabárez siempre quiso aunar el tradicional espíritu aguerrido de los charrúas con una pretensión estética casi contracultural: "Jugar bien quiere decir defendernos muy bien y tener la pelota lo mejor posible. En 2010 lo hemos conseguido". Así ha sido tanto en sus éxitos (la Copa Libertadores con el Peñarol y con el Boca Juniors) como en sus fracasos (22 partidos desastrosos en el Milan, en 1996).

Tabárez fue un defensor mediocre en su época de jugador antes de pasar al ataque como entrenador. "Uno debe endurecerse a sí mismo sin perder ternura", reza la leyenda que cuelga en una de las paredes de su casa, en Montevideo, en homenaje al Ché Guevara, uno de sus referentes.

Al contrario que sus tres rivales de grupo, Uruguay solo ha disputado un partido de preparación, un triunfo ante Israel (4-1), con la teoría de que esa carga de entrenamiento le permitirá llegar a punto físicamente. "Por mi experiencia, el estado físico en un Mundial es importantísimo", subrayó el técnico.

"Me gusta el equipo", opina desde la capital uruguaya Fernando Morena, goleador histórico de la selección celeste; "el Maestro mantuvo la calma en los momentos difíciles. Eso demostró confianza en los jugadores y ahora hay un buen funcionamiento colectivo". El técnico charrúa es original en el esquema, un 3-4-1-2, con tres centrales, cuatro volantes, un enganche (Nacho González) y dos puntas (Forlán y Luis García). Los cuatro mediocampistas son todos de batalla, pero delante hay una novedad atractiva: González, el mediapunta del Valencia cedido primero al Newcastle y después al Levadiakos, griego.

"Ignacio González es muy inteligente y tiene muy buen manejo del balón", explica Morena, "pero no tuvo suerte desde que salió del Danubio. Hasta que Tabárez fue a buscarlo y lo recuperó". Será el eslabón con la temible pareja de delanteros, Luis García y Forlán, que vienen de espléndidas temporadas en el Ajax y el Atlético, respectivamente. "Luis Suárez", analizó anoche Tabárez, "fue muy criticado cuando empezaba, a los 18, en Nacional porque fallaba muchos goles. Eso le hizo fuerte psicológicamente. Y ahora es el capitán y el goleador del Ajax con 23 años". Respecto a Forlán, El Maestro sentenció: "Ha alcanzado la madurez futbolística y profesional. Tiene protagonismo y cierto liderazgo dentro de este grupo".

Óscar Tabárez da instrucciones a sus jugadores.
Óscar Tabárez da instrucciones a sus jugadores.AFP

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_