Roma descubre los dibujos de las 'cajas secretas' de Joan Ponç

Quién no se ha entretenido durante una larga espera haciendo dibujitos de motivos repetidos, con líneas y puntitos. También lo hacía Joan Ponç, uno de los que impulsó el resurgimiento de la escena artística de la Barcelona de posguerra. Las Cajas Secretas, 424 acuarelas y dibujos de pequeño formato, poblados de personajes puntiformes, surgieron de las horas que Ponç pasó confinado en los hospitales por la diabetes que le amenazaba la vista. El filósofo Arnau Puig, que con Ponç, Brossa, Tharrats, Cuixart y Tàpies fundó el grupo Dau al Set, recuerda que entre 1975 y 1980, cuando la diálisis se hacía cada vez más complicada, se iba al hospital con un maletín con acuarelas, tinta china, lupa y papel.

Son obras íntimas, con el universo más profundo del artista y, por ello, se han mostrado sólo dos veces, en 1984 y 2002, y nunca una selección tan amplia como la que se exhibe hasta el próximo día 22 en el claustro del edificio renacentista de la Real Academia de España en Roma.

Cajas Secretas (1975-1980), que reúne un centenar de piezas, es la primera exposición internacional promovida por la Associació Joan Ponç, creada en 2007, que conserva las nueve suites, reflejos de los altibajos del pintor: de los momentos optimistas de series como Celestial y Éxtasis hasta la angustia, el desanimo y la crueldad de Degenerados y Degollados. Para Jordi Carulla, presidente de la asociación (que presentará la exhibición en Barcelona y otras ciudades españolas), "son obras llenas de referencias desgarradoras y metáforas desconcertantes, un recorrido visual por todo lo simbólico que rodea la vida humana".

De las pequeñas hojas surgen seres enigmáticos, cuerpos desmembrados como engranajes desarticulados, cabezas arrancadas y falos desubicados. Según la crítica Aina Mercader, "en las Cajas Secretas no hay hombres ni mujeres, son seres sin género, degenerados, formas que practican sexo solitario, condenados a existir sólo en papel".