La capital del dichoso volcán
Humor islandés con visita incluida al cráter del activo Eyjafjalla, charlas en balnearios con olor a azufre, camisetas de diseño y noches de farra. La cara más salvaje, divertida y vikinga de Reikiavik
Cataratas, glaciares y volcanes que, después de casi 200 años de inactividad, entran en erupción. La espectacular y agitada naturaleza de Islandia tiene su reflejo en la capital de la isla, Reikiavik. Por las calles de la antigua ciudad vikinga se puede ver a más de la mitad de los habitantes del país (viven 200.000 personas, el 64% de todos los islandeses), además de descubrir claves de su arte, su arquitectura y su música. Todo esto con el verano perpetuo a la vuelta de la esquina -durante el mes de junio el sol no se pone en el norte de la isla- y con la corona islandesa por los suelos; desde 2008 se ha devaluado un 80% (1 euro equivale a 0.0037 coronas), lo que hace las delicias del euroviajero. Un día en la capital del país que, hasta la crisis, tenía el mayor índice de desarrollo del mundo.
8.00 Desayuno de magma
Aunque el invierno ya pasó, "antes de las 10.00 no se puede hacer nada en Reikiavik", palabra de islandés. Por eso, la mejor manera de empezar el día es con una excursión al dichoso volcán Eyjafjalla (1). Dicen que la ola de cenizas que su hermano gemelo, el volcán Laki, generó en 1783 fue uno de los desencadenantes de la Revolución Francesa (afectó a las cosechas y provocó hambrunas). El Eyjafjalla no iba a ser menos y con sus columnas de humo ha bloqueado los cielos europeos. Mountaineers of Iceland (www.mountaineers.is) vuelve a llevar a los turistas al origen del lío: el cráter (110 euros). Visto el magma, se puede realizar un recorrido jamesbondiano (aquí comienza Muere otro día) por la zona de géiseres o por el Círculo de Oro. Si alguien no hubiera traído suficiente abrigo -en mayo, la temperatura media de la capital es de 8 grados-, en 66º North - B (Miðhrauni, 11; www.66north.is) se pueden encontrar guantes, calentadores o jerséis. Todo de diseño islandés.
11.00 'Pop art' junto al puerto
Una figura de un caballo con una lámpara en la cabeza impresiona en la entrada del B5 (3) (Bankastraeti, 5; www.b5.is). En esta cafetería de diseño se cita por la noche el ambiente más en la onda de la ciudad, pero por el día es un bistró-bar perfecto para tomar un capuchino. Estilo, buena comida y wifi. En una isla donde el 88% de los habitantes son internautas, la conexión se hace necesaria, por ejemplo, para consultar la programación del Reykjavik Art Museum (www.artmuseum.is; gratis). Dividido en tres edificios.
13.00 Wall Street del Ártico
Tras recorrer el puerto -sin olvidar hacer fotos de Solfar, la escultura de un barco vikingo metálico del islandés Jón Gunnar Árnason- se llega al que denominaban el Wall Street del Ártico. En el barrio se suceden ahora edificios fantasma paralizados por la crisis económica. Dejando atrás las estructuras abandonadas aparece la iglesia de Hallgrímskirkja (8) (Skólavörðuholti, 121; de 9.00 a 17.00; 1,20 euros), uno de los iconos de la ciudad. Tejados de colores, casitas bajas y, a lo lejos, el mar. Desde su torre se disfruta de una visión panorámica de la capital. También se reconoce la arquitectura de la Nordic House (9) (Sturlugötu, 5; www.nordichouse.is; de jueves a domingo, de 12.00 a 17.00; 1,75 euros), el centro de la cultura nórdica. Proyectado y decorado por el finés Alvar Aalto, es el único edificio en la isla obra de este genial arquitecto y uno de los iconos de Islandia. Alberga una interesante tienda, una sala de exposiciones y el moderno restaurante Dill (www.dillrestaurant.is).
15.30 Marujeo en las termas
Nautholsvik (10) (Bahía de Nautholsvik; www.nautholsvik.is; del 16 de mayo a fin de agosto, de 10.00 a 20.00; en invierno, de 17.00 a 20.00; entrada gratuita), la playa termal de Reikiavik, se convierte en un espectáculo popular cada tarde. Un chorro de agua caliente desemboca puntualmente en el Atlántico a las 17.00. Proviene del excedente del abastecimiento de agua de la ciudad, que usa agua volcánica para calentar la casa o la ducha. Calor natural con un ligero aroma sulfuroso. En la playa, como en todas las saunas y termas del país, los islandeses se relajan, charlan o arreglan el mundo en un jolgorio colectivo mayor que el de cualquier bar nocturno. No es el Blue Lagoon (11) (www.bluelagoon.com), la piscina termal más famosa del país, pero está más a mano (Blue Lagoon se encuentra a 40 minutos de la capital).
Para hacer tiempo hasta la salida del chorro, se puede visitar uno de los primeros asentamientos de la isla en Reykjavik 871+/-2 (12) (Adalstraeti, 16; de 10.00 a 17.00; 2,40; www.reykjavik871.is). El museo recrea la vida de una vivienda islandesa y se puede profundizar en la cultura vikinga. Si se siente pasión por Erik el Rojo, Leif Erikson (el hijo de Erik y descubridor de América antes que Colón) o por el dios Odín, es ineludible visitar el Saga Museum (13) (Oskjuhlid Hill; de 10.00 a 18.00; 8,80 euros; www.sagamuseum.is).
18.00 Sin blanca, pero con cenizas
No cash but we have ash [sin blanca, pero con cenizas]. Con este eslogan y una imagen de un volcán de fondo se define el espíritu de la tienda de camisetas Dogma (14) (Laugavegur, 30; www.dogma.is) y el ácido y crudo, como ellos aseguran, sentido del humor islandés. La tienda se ha labrado un nombre estampando creatividad y diseño en algodón. Hoy es uno de los locales más famosos de Laugavegur, la calle comercial donde se puede encontrar de todo menos franquicias. Sólo marcas locales. En una avenida aledaña queda la Casa de la Cultura (15) (Hverfisgata, 15; de 11.00 a 17.00; 2,30 euros; www.thjodmenning.is), que programa películas y exposiciones. El centro bulle durante el Festival de Artes de Reikiavik (del 12 de mayo al 5 de junio; www.listahatid.is), cuando desembarcan en la ciudad óperas, grupos de teatro y músicos como Amadou et Marian.
21.00 ¿El bar de Björk?
Un acuario azul eléctrico plagado de manchas de colores, luz tenue y un original mobiliario son las señas de identidad del restaurante Seafood Cellar (16) (Aðalstræti, 2; www.sjavarkjallarinn.is), donde se puede probar hákarl (un plato típico a base de tiburón peregrino). Después de la cena comienza el recorrido de bares, y lo primero que pregunta todo el mundo es por el bar de Björk. Aunque el garito de la cantante islandesa cerró, los mitómanos pueden consolarse en Kaffibarinn (17) (Bergstaðarstræti, 1; www.kaffibarinn.is), que pertenece a Damon Albarn, cantante de Blur. Kafe Oliver (18) (Laugavegi, 20a; www.cafeoliver.is) sorprende con sus sesiones de electrónica, y Barbara (19) (Laugavegur, 22) hace las delicias del público gay. "Entre semana todo cierrra a la 1.00, pero el finde, la gente se vuelve loca, se libera", comenta Carmen Gutiérrez, española de 23 años que estudia un año en la capital. Para buenas farras, las de NASA (20) (Thorvaldsenstraeti, 2; http://english.nasa.is). En esta discoteca, entre erasmus y noctámbulos, se puede despedir la noche al lado de Björk o con los componentes de Sigur Rós.
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