Custodia compartida
Cuando me separé, mi ex marido y yo contratamos a una abogada y arreglamos la separación con unas 60.000 pesetas cada uno. Era el año 1997. Había acuerdo entre nosotros: que nuestro hijo, al que adoramos, sufriera lo menos posible.
Hoy mi hermano lleva casi cuatro años luchando por poder estar con su hija. Lleva gastados más de 9.000 euros en abogados; su hija solo ha dormido en su casa cinco noches; durante casi un año hemos tenido que ver a mi sobrina en un parque dos días a la semana, dos horas cada día; hace más de tres años que esperamos el juicio... Es en estas situaciones cuando se necesita una legislación que impida los abusos por alguna de las partes.
La custodia compartida debería ser una obligación de los progenitores y un derecho del menor. Mi sobrina tiene derecho a disfrutar de la familia de su padre, de compartir sus valores, de sentir nuestro amor.
Las mujeres del siglo XXI sabemos de la importancia de los padres en la vida de los hijos.
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