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20.000 personas vitorean al Rey en su reaparición pública en Badajoz

El presidente de Extremadura y la ministra Chacón fueron abucheados

Miguel González

Como un torero que aún se resiente de una cornada, pero satisfecho de volver al ruedo. Así se siente el Rey, según confesó él mismo a uno de sus interlocutores. Tres semanas después de la operación a la que se sometió el 8 de mayo en Barcelona, para extirparle un nódulo pulmonar, don Juan Carlos reapareció ayer en público. Lo hizo en el homenaje a la bandera y a los caídos, acto central del Día de las Fuerzas Armadas. Su llegada a la rotonda de José Luis Herrera Pombo -acompañado por la Reina, el Príncipe de Asturias y la princesa Letizia- fue acogida con aplausos y vítores por unas 20.000 personas, según datos de la Delegación del Gobierno en Extremadura. El cariño del recibimiento se repitió en la despedida y contrastó con los silbidos y abucheos que acompañaron al presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, y a la ministra de Defensa, Carme Chacón. Varios asistentes llevaban incluso carteles con el lema Zapatero dimisión, ignorantes de que el jefe del Gobierno jamás acude a estos actos. El PSOE atribuyó a militantes de Nuevas Generaciones del PP la organización de la pitada.

El Monarca mostró su recuperación al sujetar a la Reina y evitar que cayera

Los Reyes llegaron el sábado en helicóptero a la capital pacense, para evitar que se acumulase la fatiga del viaje en una sola jornada. Y el propio acto militar tuvo un formato liviano: menos de tres cuartos de hora de duración, que don Juan Carlos aguantó de pie en la tribuna de autoridades, a resguardo del sol y el calor, contemplando cómo aterrizaba un paracaidista con una gigantesca rojigualda o desfilaban estandartes históricos portados por militares con uniformes de época.

Pero el Rey demostró estar en mejor forma de lo esperado: recorrió con paso marcial unos 80 metros, los que separaban el vehículo oficial de la tribuna, y tuvo reflejos para sujetar a doña Sofía, que tropezó mientras saludaba al público al subir a un improvisado podio para escuchar el himno nacional. Fue la paradoja de la jornada: todos pendientes de cualquier signo de fragilidad del Rey y éste acabó evitando que fuese la Reina quien cayera al suelo.

"Está muy bien, ya lo habéis visto", respondió sonriendo doña Sofía, cuando se le preguntó por la salud del Rey. "Nos alegramos mucho de su pronta recuperación y nada más tenemos que verlo", insistió el alcalde de Badajoz, Miguel Ángel Celdrán Matute. Más delgado y demacrado de lo habitual, don Juan Carlos saludó infatigable a los numerosos invitados que, en el cóctel ofrecido en el Palacio de Congresos de la ciudad, se interesaron por su salud. "Le he visto bien, preocupado por la situación de España, pero animoso", resumió el ex presidente Juan Carlos Rodríguez Ibarra, uno de los que más departió con él.

El propio Rey improvisó unas breves palabras, en las que agradeció la acogida brindada por los extremeños a los ejércitos. La ministra de Defensa le agradeció su presencia y recordó que, muy pocas horas después de su intervención quirúrgica, le prometió: "Carmen, tranquila, por supuesto estaré allí". Allí era Badajoz y el Rey, como mando supremo de las Fuerzas Armadas, no quería perderse su homenaje anual. No las tenía todas consigo. Aunque ya ha reiniciado las audiencias oficiales, se ha reincorporado a sus tareas a medio gas con una agenda más descargada de lo habitual. Parecía una nota de humor negro que uno de los decretos que firmó el Rey durante su convalecencia en Barcelona fuese el de honores militares, uno de cuyos capítulos regula pormenorizadamente los funerales del jefe del Estado. No hay que ser supersticioso. Al contrario. "En España no pasa lo que se prepara y siempre sucede lo que no está previsto", comentaba irónico un almirante. "¡Larga vida al Rey!", se escuchó en el brindis.

El rey Juan Carlos junto a la ministra de Defensa, Carme Chacón, ayer en Badajoz.
El rey Juan Carlos junto a la ministra de Defensa, Carme Chacón, ayer en Badajoz.EFE

Un título de médico por 12 años en filas

Un título de médico bien vale 12 años de mili. Ese es el espíritu de la propuesta incluida por el Ministerio de Defensa en una disposición final del Proyecto de Ley de Derechos y Deberes de las Fuerzas Armadas: permite ingresar en el Cuerpo Militar de Sanidad, especialidad de medicina, sin la titulación previa de médico, como se exige ahora.

Eso significa que en las academias militares podrá obtenerse el título de graduado en medicina, y en unas condiciones muy ventajosas, ya que Defensa se hará cargo de la práctica totalidad de los gastos.

En compensación, los médicos no podrán irse de las Fuerzas Armadas hasta cumplidos 12 años de servicio. La fórmula amplía a la sanidad militar el sistema de doble titulación -militar y civil- que, a partir del próximo curso, se implantará en las academias militares, con servidumbres similares a las de los pilotos de combate.

La falta de médicos es una de las mayores carencias de los ejércitos. Cada año se da de baja medio centenar. La plantilla total del cuerpo -que incluye psicólogos, ATS y veterinarios- ronda los 2.000.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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