Fitch retira a España la máxima nota por las dudas sobre la recuperación
La valoración de la deuda cede un escalón y provoca tensiones en los mercados
No vieron venir la crisis, suelen ayudar a hinchar burbujas y exageran el pesimismo cuando llegan los problemas; pero conservan un valor casi totémico para los mercados. Así son las agencias de valoración de riesgos. Fitch, una de las tres grandes del sector, retiró ayer a España la máxima nota de solvencia (AAA, una suerte de matrícula de honor), y la rebajó un escalón (hasta AA+, un sobresaliente que implica que la probabilidad de impago de la deuda es aún prácticamente nula). Con la aprobación del drástico plan de ajuste del Gobierno aún caliente, la agencia considera que las medidas adoptadas -con-gelación de pensiones, bajada de sueldos a los funcionarios y recorte de inversiones- rebajarán el crecimiento de la economía. Fitch se une así a Standard & Poor's en la retirada de la máxima nota para España: más tensiones para el mercado de deuda pública.
El euro y el riesgo país empeoran tras el anuncio de la agencia
Solo Moody's mantiene la triple A para la economía española
La reducción llegó con la Bolsa española ya cerrada, y aun así provocó un latigazo en los mercados: el euro se fue con rapidez hacia abajo, Wall Street ahondó en sus pérdidas y el riesgo país de España aumentó, con el diferencial entre la deuda española y la alemana (la más segura) por encima de los 160 puntos básicos: Alemania paga el 2,6% por sus bonos a 10 años, y España, el 4,2%.
Ese es el problema. Lo normal es que tras una rebaja de la calificación, el coste de financiación de la deuda pública -y de la privada- suba. Y sin embargo la nota de solvencia sigue siendo muy alta, y de alguna manera los inversores ya perciben desde hace tiempo (desde los primeros síntomas de contagio de la crisis griega) que los riesgos han aumentado. "El lunes, con la apertura de los mercados, será fundamental para chequear hasta qué punto está descontada la rebaja; lo normal es que los intereses de la deuda no suban demasiado, pero no deja de ser una mala noticia que introduce tensión", vaticina José Luis Martínez, de Citi.
La paradoja es que con un ajuste como el aprobado esta semana, España se enfrentaba a un panorama sombrío porque los mercados desconfiaban de su posición fiscal. Y con él los mercados siguen recelando por sus efectos sobre el crecimiento. "El Gobierno español pronostica una rápida recuperación del consumo; Fitch cree que la tasa de paro, las secuelas del boom inmobiliario y el alto nivel de deuda pesarán a medio plazo" sobre la recuperación, aseguró la agencia para justificar el recorte.
Aun así, Fitch considera que el plan de recortes es "ambicioso" -aunque recalca que puede haber problemas para poner en marcha algunas medidas, como las relativas a las comunidades- y que el perfil de crédito soberano de España sigue siendo fuerte y se sustenta en una economía diversificada, un sector financiero que en términos generales conserva su solidez -pese a las dudas que despiertan las cajas- y una tasa de ahorro elevada.
Standard & Poor's otorgó la AAA a España a finales de 2004; Fitch lo había hecho en 2003, y Moody's allá por 2001. Y solo esta última mantiene la máxima nota, en un contexto de recortes en todo el mundo. "El problema es que lo de las agencias es un derribo a plazos, y que esa percepción de mayor riesgo no es una exclusiva de España: se extiende por la zona euro y afecta al sistema bancario, que posee la mayoría de la deuda y está recibiendo un duro castigo en los mercados", dijo José Carlos Díez, economista de Intermoney. El Gobierno descartó anoche que la pérdida de la AAA afecte negativamente a la deuda, o incluso al euro y a la Bolsa, explicó Soledad Núñez, directora general del Tesoro. El lunes se verá.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.