En tiempos de crisis solo importan los números
Gallardón destina un cuarto de su tiempo en cargar contra Zapatero
La economía invadió el quinto debate sobre el estado de la ciudad que se celebró ayer en el Ayuntamiento de Madrid. La difícil situación económica de España y las políticas adoptadas por el Gobierno de la nación coparon buena parte de los discursos. A otro lado quedaron las principales preocupaciones de los madrileños: tráfico, seguridad, contaminación... Solo interesaba echarse en cara la gestión económica y cuestionar la capacidad de unos y otros para salir de la crisis.
El alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, llevó el debate a su terreno. Jugó a la defensiva. Solo tenía que recordar los efectos del plan de ajuste del Gobierno para frenar el déficit público que ha provocado un importante recorte de los derechos sociales. Y así lo hizo. La estructura de su discurso era clara: un cuarto de su tiempo para cargar contra Zapatero [le culpó de llevar a España a "una situación de protectorado"]; otro tanto para anunciar su ambicioso plan de ahorro; y el resto, a ensalzar su gestión. Cero autocrítica.
El portavoz socialista, David Lucas, afrontaba un pleno complicado debido a los últimos errores cometidos por el Gobierno socialista. Además, la virulencia de la crisis económica, que ha dañado la imagen de Zapatero. Lo sabía. Por eso, dedicó excesivo tiempo a justificar y defender las medidas anunciadas por su partido. Aunque comenzó sereno y conciliador cayó en las trampas que le tendió Gallardón. Cuando criticó el despilfarro en Cibeles, el alcalde le recordó que fue una idea de Trinidad Jiménez, ex candidata socialista en Madrid. Lucas trató de hablar sobre los problemas de los ciudadanos. Estos no sólo son económicos. Pero apenas lo consiguió. Aunque anunció que llevará a la Fiscalía Anticorrupción el cierre de las estaciones que miden la contaminación acústica.
Ángel Pérez, portavoz de IU, intentó no entrar en la red tejida por Gallardón. Criticó el modelo productivo y deseó el fracaso de las políticas del PP y del PSOE. "Es lo mejor para los madrileños", dijo. Pérez bajó a la calle. Recordó algunos de los proyectos prometidos por Gallardón que han quedado en el olvido. Fue el más preocupado por los problemas reales de los ciudadanos. Pero abusó de chascarrillos y chistes fáciles. Las cifras y los datos superaron a los problemas de los madrileños.
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