Entre lobos
Sancho Gracia ha vuelto a la sierra cordobesa donde rodó Curro Jiménez. Ayer se asombraba de que en los tiempos en que hacía de héroe por esos andurriales un muchacho de apenas 10 años conviviera con lobos, que fueron sus protectores y sus amigos. Ahora se está haciendo la película (la dirige Gerardo Olivares) sobre la historia de aquella extraordinaria convivencia, y aquel que fue Curro Jiménez en la más exitosa de las series de la historia de TVE es aquí el cabrero que protegió a aquel muchacho. El muchacho existe, se llama Marcos Rodríguez Pantoja, tiene ahora 64 años y el otro día volvió a la sierra. A Sancho le emocionó que los lobos de ahora le lamieran la cara a Marcos, tantos años después, como si fuera uno más de la pandilla.
Los lobos guardan la ternura en su código genético. En la vida de los humanos siempre hay un hacha entre los dientes. Lo decía Roberto Carlos: quisiera ser humano como los animales. Ya quisiéramos estar entre lobos. Ahora los lobos de la crisis asoman las orejas. Rajoy dijo ayer que habría que morder (más) en los presupuestos de RTVE. Acaso le vino a la cabeza RTVE porque el PP anda diciendo que la tele lo maltrata. Aquí cada vez que un partido cree que le va mal mira a la tele, para recortarla o para usarla. Pepe Blanco ha ido a La noria (Telecinco) a bailar con los lobos de la crisis, y con los periodistas que allí se reúnen. A veces preguntan y a veces se enfadan entre ellos, y aúllan como los lobos que lamen a Marcos. El dinero es el gran tema, de la tele y de los partidos. El dinero es un lobo para el hombre. Uno de esos periodistas que se concentran en La noria, dirige un digital (Periodista Digital) que publicó hace un año que el presidente de Efe, Álex Grijelmo, se había duplicado el sueldo. "Se lleva el tipo a casa...", decía. Pues era mentira, y ahora la FAPE (que nos junta a los periodistas en un rebaño de lobos a veces saciados, a veces hambrientos) ha dictaminado que eso era una falsedad. El origen de la ¿noticia? no ha dicho todavía que aquello era una maldad mentirosa. Claro, gritan tanto sobre la paja en el ojo ajeno que no tienen tiempo de pedir perdón por sus propias falacias.
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