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La ceniza volcánica rebaja un 8,6% el tráfico de pasajeros

Un avión de Defensa realiza vuelos para detectar el polvo

Tras cuatro meses de débil recuperación del tráfico de pasajeros en España, los efectos de la crisis en Europa por la nube de ceniza volcánica en abril devolvieron las estadísticas de AENA a cifras negativas. La empresa pública de aeropuertos publicó ayer que el número de pasajeros en los aeródromos españoles cayó un 8,6% respecto al año anterior. En marzo se había recuperado un 5,3% frente al mismo mes de 2009.

Aunque en ese mes la nube obligó a cerrar sólo algún aeropuerto español durante unas horas, el desbarajuste en casi todo el espacio aéreo europeo afectó de manera sustancial al tráfico. AENA calcula que se cancelaron 12.338 vuelos en abril por la nube de cenizas y que, de no haber tosido el Eyjafjalla, se hubiesen realizado 185.812 vuelos con origen o destino en España, frente a las 182.542 operaciones de abril de 2009.

Los expertos prevén que la semana próxima puede volver la nube

En cambio, los efectos de la ceniza favorecieron el tráfico aéreo de mercancías, ya que los cuatro aeropuertos que más mercancías trasiegan (Madrid-Barajas, Barcelona, Zaragoza y Vitoria) registraron 111 vuelos adicionales, de modo que el volumen de carga aumentó un 39,3% en el conjunto de la red.

Los datos de mayo reflejarán los problemas habidos esta semana por la nube de ceniza sobre la Península y las islas Canarias. De momento parece que el volcán islandés ha dado cierta tregua, pero los expertos prevén que la semana próxima pueda volver a haber problemas, comenta Bartolomé Marqués, subdirector de Experimentación y Certificación del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), adscrito a Defensa. Ningún dato apunta a que la erupción vaya a acabar, para regocijo de los vulcanólogos y desesperación de las aerolíneas. "Va a seguir dando guerra", dice Marqués. Pero los responsables de la gestión del tráfico aéreo esperan que la experiencia de las últimas semanas permita abordar mejor el problema en el futuro.

El INTA ha realizado cuatro vuelos (el último, el miércoles pasado) con un avión C-212 equipado con instrumentos científicos para comprobar si el modelo predictivo utilizado en Europa es correcto. Ese aparato está dotado para detectar partículas, pero no discrimina si son de agua, de arena o de ceniza, de modo que sólo ha realizado ensayos en zonas despejadas de nubes, explica Marqués. Pruebas similares (en algunos casos con medios mucho más sofisticados) se han llevado a cabo en otros países, coordinados por el Servicio Europeo de Investigación en Vuelo (EUFAR).

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De todos modos, por motivos de seguridad, de momento sólo se ha volado en la zona con baja concentración de cenizas (menos de dos miligramos por metro cúbico de aire) y, según Marqués, la máxima concentración de partículas hallada en los ensayos fue de 150 microgramos.

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