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La marcha de Piñeiro airea el Superior

La renovación al frente del alto tribunal vasco abre la puerta a una reconducción de las relaciones institucionales - El magistrado continuará en la Sala de lo Civil y Penal

Después de cinco años de tenso mandato oficial y uno más en funciones, se va. Pero no por la puerta grande. Ni por propia voluntad. Hasta dos veces se presentó a su reelección en el cargo, sin obtener el respaldo necesario por parte del Poder Judicial. Consciente de sus escasas opciones, a la tercera decidió retirarse de la carrera. Mañana cederá su preciado sillón. El conservador Fernando Ruiz Piñeiro apura la presidencia del Tribunal Superior. Tras de sí deja una prolongada estela de polémica que en la mayoría de las ocasiones ni siquiera pretendió, pero con la que ha tenido que lidiar. Para bien o para mal, su mandato no ha pasado desapercibido. Ni para la clase política, ni entre la órbita judicial.

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Ruiz Piñeiro tomó el timón de la judicatura vasca en febrero de 2004. Apenas podía imaginar por entonces la dura e incómoda etapa que le aguardaba por delante. Asumió su regreso a Bilbao, tras 14 años de ejercicio previo en la capital vizcaína, con la ilusión de enderezar el ya retorcido rumbo de las relaciones con el Gobierno del PNV. Sin embargo, heredó la querella contra el ex presidente jeltzale del Parlamento Juan María Atutxa y tuvo que afrontar un segundo proceso en el que fueron encausados, por sus relaciones con la ilegalizada Batasuna, el anterior lehendakari y el actual, Juan José Ibarretxe y Patxi López respectivamente. La cúpula política vasca lo interpretó como un órdago que parece haberle pasado factura años después.

Son sus allegados de la mayoritaria Asociación Profesional de la Magistratura (APM) quienes consideran que Piñeiro ha sido vetado para su reelección. No olvidan que el PNV pidió públicamente su cabeza en reiteradas ocasiones, a modo de represalia por el procesamiento de Ibarretxe. El desembarco de los socialistas en Ajuria Enea ha suavizado las tensiones entre el Ejecutivo autónomo y el Superior, pero el cambio ha llegado tarde para el todavía presidente en funciones, que siempre ha preferido mantenerse en un segundo plano y sin hacer valoraciones del supuesto boicot al que ha sido sometido por parte del sector nacionalista del Poder Judicial.

Más allá de su ejecutoria profesional, alabada o vilipendiada en función de los casos, la función gubernativa de Ruiz Piñeiro será recordada también por una gestión interna basada en las coordenadas de visibilidad y transparencia que han facilitado la apertura del alto tribunal vasco hacia el exterior. Una apuesta personal que ha supuesto un salto generacional respecto al secretismo por el que se decantaban sus antecesores en el cargo. Por el camino, en cambio, ha dejado pendientes otros retos, como el de acomodar la planta judicial y las cargas de trabajo a las nuevas necesidades de la judicatura, o el de mejorar los tiempos de respuesta de algunos órganos jurisdiccionales. Pese a todo, la valoración de su etapa fluctúa entre la "nota muy alta" de los jueces conservadores y el "aprobado" que le otorgan los progresistas. Nadie suspende su acción como gestor.

Quienes le conocen aseguran que Ruiz Piñeiro se va "como llegó: como un caballero". Definen sus seis largos años al frente del Superior como "un máster acelerado" sobre la vida personal y profesional del que ha obtenido "alegrías y disgustos". Su marcha pone fin a una polémica etapa y abre el horizonte a una nueva senda que serpenteará entre la continuidad y los cambios. La designación para la presidencia del independiente Juan Luis Ibarra, número dos del Superior hasta la fecha, no genera controversias entre las distintas corrientes ideológicas, ya sean políticas o judiciales, y se ha interpretado como un soplo de aire fresco que ha devuelto la esperanza de una completa normalización de las relaciones institucionales. Un factor clave ante el ambicioso futuro que depara la nueva oficina judicial.

Ruiz Piñeiro deja el alto tribunal vasco, pero no se irá de Bilbao, pese a su condición de madrileño. Su numerosa familia está plenamente integrada en la sociedad vizcaína, por lo que ha descartado plazas de más renombre a las que podría haber aspirado para continuar como magistrado de la misma Sala de lo Civil y Penal que asumió el procesamiento de Atutxa, López e Ibarretxe. "Una página pasada" hasta para el entorno nacionalista, que le desea el futuro profesional "más grato posible".

Fernando Ruiz Piñeiro sale del Tribunal Superior el mismo día que se conoció la designación de Juan Luis Ibarra como sustituto.
Fernando Ruiz Piñeiro sale del Tribunal Superior el mismo día que se conoció la designación de Juan Luis Ibarra como sustituto.LUIS ALBERTO GARCÍA

Trayectoria

- Personal. Fernando Ruiz Piñeiro (Madrid, 1958) había ejercido ya durante 14 años en Bilbao antes de su designación como presidente del Tribunal Superior.

- 'Caso Atutxa'. Heredó el proceso de su antecesor en el cargo, Manuel María Zorrilla. Condenó al ex presidente del Parlamento a dos años de inhabilitación y multa por no haber disuelto el grupo de Batasuna después de su ilegalización.

- 'Caso Ibarretxe'. Motivado también por reuniones con Batasuna, fue el que enconó las ya tensas relaciones con el Gobierno del PNV. El Supremo lo archivó.

- Reelección En marzo de 2009 concurrió al primer proceso para su reelección, pero se quedó a tres votos de la mayoría necesaria. El pasado enero perdió incluso uno de sus respaldos. No se presentó en marzo.

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