Los Premios Ortega y Gasset
Es significativo el número de ministros y autoridades del Gobierno socialista presentes el martes en el acto de entrega de los Premios Ortega y Gasset. Y no porque se debiera al hecho de que la empresa editora de EL PAÍS sea el órgano oficial del PSOE, como quieren sus rivales, sino por cuanto significa de consagración de la profesión periodística. Hoy en día se tiende a interpretar el posicionamiento de un periódico exclusivamente desde el punto de vista ideológico de adscripción servil a las tesis de un partido o de un gobierno y no como el órgano de una determinada ideología independiente, libre de criticar a diestro y siniestro o más a diestro que a siniestro.
Por eso es interesante la opinión de Juan Luis Cebrián de que "el poder tiende a ver conspiración donde hay disentimiento". Lo recuerdo porque, al menos en una ocasión, un insignificante director general como yo fue de los pocos funcionarios de la Administración asistentes al acto de entrega de los Ortega y Gasset. Si no me falla la memoria, los importantes, Gobierno de Felipe González incluido, inmersos en una batalla contra "la conspiración" de EL PAÍS, declinaron su asistencia.
¿Necesidad que hoy siente el Gobierno de un poco de cariño por parte del primer periódico español o triunfo de los periodistas? Bueno, un poco de las dos cosas, sobre todo cuando se recuerdan las palabras de Felipe González a los ministros presentes en el funeral civil por Jesús Polanco: "¡nada de fuego amigo!", apercibiendo al Gobierno de la inutilidad de cargar contra la prensa liberal para acabar dejando en pie sólo a la más reaccionaria, únicamente porque un periódico considerado amigo los critica. (A sensu contrario, la instrucción del PP de hundir a EL PAÍS en el ostracismo fue de corta duración: sus líderes comprendieron pronto que era contraproducente y bastante tonto suspender la colaboración con él). Creo que entonces teníamos aún demasiado cerca los años de la tiranía como para meternos en batallas de parte en lugar de reconocer lo que la libertad de prensa estaba haciendo por nosotros.
Precisamente ese concepto de la preeminencia de las libertades sociales está detrás del premio Ortega y Gasset a la redacción de EL PAÍS por la investigación del caso Gürtel... incluso si (permítame decirlo con la boca pequeña) una organización debería evitar premiarse a sí misma.
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