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Reportaje:Economía global

Irlanda pierde su margen de maniobra

Tras duros ajustes, Dublín se aleja de Atenas, pero no logra despejar su futuro

Alicia González

A primera vista no hay ni rastro de recesión en Grafton Street, la calle más comercial de Dublín. A media tarde, el bullicio lo llena todo: las tiendas funcionan a pleno rendimiento, todo el mundo lleva alguna bolsa con sus compras y hay bastantes clientes en los cafés. Pero una mirada más experta permite ver señales inequívocas de la crisis. "Hay que ser de aquí para verlo. Ésta solía ser una calle de grandes firmas y buen comercio. Si te fijas, ahora está lleno de camisetas, cadenas de ropa de precios bajos, souvenirs, libros de saldo...", apunta un diplomático irlandés.

Y locales vacíos, muchos locales y pisos vacíos por toda la ciudad. Como España, Irlanda vivió un boom de la construcción que estalló al comienzo de la crisis mundial y que se ha traducido en caídas de precios en torno al 40%. "De hecho, mi casera me llamó para bajarme el precio del alquiler sin que yo se lo pidiera. Y no ha sido poco, ahora pago 200 euros menos al mes", explica Jesús Urda, profesor de español en el Instituto de Tecnología de Dublín. La caída de la población ha sido notable con la crisis. Muchos inmigrantes han vuelto a sus países ante la falta de trabajo y eso ha dejado muchas viviendas vacías. "También se nota que han bajado los precios de la comida, algo también los restaurantes y en la calle en general, porque antes Dublín era una fiesta continua", apunta Urda.

El Gobierno ha rebajado un 15% el sueldo a los funcionarios
Los precios de las viviendas y los alquileres han caído un 40%
Uno de cada dos irlandeses no tiene que pagar impuesto sobre la renta
El país ya ha cubierto el 60% de las necesidades de financiación de 2010
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Los recortes a funcionarios en toda Europa

La combinación de crisis financiera global, colapso inmobiliario y derrumbe de las exportaciones -el motor económico del país- ha tenido efectos letales sobre la economía irlandesa. En tres años, el PIB ha acumulado una caída del 12%; el paro, que rondaba el 4% en 2006, superará este año el 13% de la población activa; los precios llevan ya dos ejercicios de caídas y aún seguirán bajando este año otro 1%, y Eurostat, la oficina estadística europea, acaba de cifrar el déficit de las cuentas públicas en el 14,3% del PIB el año pasado, el mayor de los Veintisiete.

Al Gobierno irlandés no le ha temblado la mano a la hora de acometer recortes y no quiere que quede ninguna duda. Tanto que ha organizado un viaje de un grupo de periodistas europeos para explicarlos personalmente. De media, el salario de los funcionarios se ha recortado un 15% en dos años; el propio Gobierno se ha rebajado el sueldo un 25%; los gastos sociales, salvo las pensiones, se han recortado un 5%, y ha abordado de forma decidida la crisis bancaria. Aprendida la lección japonesa, las autoridades han creado un banco malo donde las entidades pueden depositar sus activos de dudoso cobro. Eso sí, por un valor en torno a un 47% menor que el que tienen en sus libros. "Creo que los mercados se estabilizarán alrededor de ese nivel, que es mucho más real que el que tenían en sus libros", admite el gobernador del Banco de Irlanda, Patrick Honohan, mientras el sonido de una protesta de camioneros interrumpe su discurso, que tiene lugar en una sala anexa a su despacho.

Ésa es otra de las grandes diferencias entre Irlanda y Grecia. Las protestas sindicales han brillado por su ausencia pese al alcance del ajuste, que también afecta al sector privado. "Entre el año pasado y éste, los salarios del sector privado se habrán reducido un 5% aproximadamente, y calculamos que todavía lo harán otro 1% en 2011", explica el profesor John Fitzgerald, del Instituto de Análisis Económicos y Social. "Los sindicatos saben cómo funciona la economía y saben que sin esos ajustes subirá el diferencial, el coste de la deuda, y será más difícil para todos", explica Fitzgerald.

Pero eso no evita que la población lo esté pasando mal y esté enfadada con sus dirigentes. Como Garbhan Doran, arquitecto al que la crisis le ha golpeado de pleno. Fundó su propio despacho hace ahora cuatro años y en los últimos 12 meses apenas ha tenido un par de proyectos. "El Gobierno no ha sabido diferenciar, no ha graduado los recortes, y luego venden que se bajan los salarios, cuando el primer ministro irlandés es el tercer mandatario mejor pagado del mundo", apunta. "Como es un país pequeño, todo el mundo se conoce y aquí funciona mucho el nepotismo, la adjudicación a amigos". Pese a todo, reconoce que la situación ha mejorado "un poco" y que ya empieza a percibir interés por parte de sus clientes en acometer obras. "Con estos precios, ahora sí es un buen momento para construir", asegura.

Pero todavía hay demasiada incertidumbre como para entrever una reactivación del sector de la construcción. La mala situación de los bancos irlandeses ha frenado en seco el crédito a empresas y familias. Las exportaciones representan el 18% del PIB, y eso hace que Irlanda dependa en buena medida de la recuperación de sus socios comerciales, principalmente Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea. Sin una recuperación vigorosa en el exterior, la propia recuperación irlandesa corre peligro.

"Lo preocupante es que, pese a todos los ajustes llevados a cabo, el Gobierno aún tendrá un déficit del 11,6% este año", advierte el profesor Fitzgerald, y eso sin contar los 8.300 millones inyectados al Anglo-Irish Bank y que el Gobierno cree que podrá dejar fuera de la contabilidad del déficit. "De lo contrario, eso añadiría otros cinco puntos a los números rojos", admite Michael McGrath, asesor del ministro de Finanzas.

Ésa es, sin duda, la clave. Pese a los esfuerzos que han llevado a cabo el Gobierno y la sociedad irlandesa, los desequilibrios están ahí. Los ingresos se han desplomado y el margen de maniobra de las autoridades ya es, a estas alturas, muy reducido. "Es verdad que tenemos poco margen, sólo nos queda actuar sobre la base fiscal. Porque actualmente uno de cada dos irlandeses está exento de pagar impuestos y más de la mitad de los ingresos del impuesto sobre la renta procedente del 4% de los contribuyentes con más ingresos. Hemos sido muy generosos en el pasado y eso ya no es sostenible", admite McGrath. Eso sí, de modificar el tipo del impuesto sobre Sociedades del 12,5% ni hablar. Hay que atraer inversiones como sea y mantener las multinacionales ya instaladas.

La deuda no es la preocupación más inmediata del Gobierno, pero es llamativa su rápida progresión. En 2007 apenas rondaba el 25% del PIB -"por el fuerte crecimiento de la economía en los años previos", matiza McGrath- y este año superará el 80% que el Gobierno prometió a Bruselas en el Pacto de Estabilidad. Pero todos los portavoces oficiales insisten en que el 60% de las necesidades de financiación para este año ya están cubiertas y que, gracias a los activos líquidos en manos de la Agencia de Gestión del Tesoro Nacional, podrían estar sin acudir a los mercados hasta enero.

"Hace un año éramos nosotros los que centrábamos el interés informativo, no Grecia. Ahora ya nos ha superado Portugal; a ver si pasa lo mismo con España", bromea el ministro de Finanzas, Brian Lenihan. Entre bromas y veras, Lenihan insiste en que no están preocupados por los acontecimientos que rodean a Grecia, pero admite que han retrasado la subasta prevista para el próximo 18 de mayo, justo un día antes del vencimiento de 8.500 millones de euros que tiene Grecia. "Mejor no tentar a los mercados", dice con una sonrisa. -

Los parados se agolpan a las puertas de una oficina de asistencia social en Limerick, en el centro de Irlanda.
Los parados se agolpan a las puertas de una oficina de asistencia social en Limerick, en el centro de Irlanda.AFP

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Sobre la firma

Alicia González
Editorialista de EL PAÍS. Especialista en relaciones internacionales, geopolítica y economía, ha cubierto reuniones del FMI, de la OMC o el Foro de Davos. Ha trabajado en Gaceta de los Negocios, en comunicación del Ministerio de Economía (donde participó en la introducción del euro), Cinco Días, CNN+ y Cuatro.

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