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El PSdeG compromete su "apoyo incondicional" a Feijóo para la fusión

Pachi Vázquez a Abel Caballero: "Los alcaldes no hacen fusiones"

Con poco margen para rebatir los números que el martes avaló el Banco de España, Caixanova acaba de lanzar otro órdago a la mesa negociadora de la fusión. Su consejo de administración aprobó ayer una condición más: exigir por escrito que Caixa Galicia sacrifique las 250 oficinas que es necesario vender (con empleados y negocio incluidos) para alimentar el balance de la caja resultante.

Como es habitual, Gayoso recibió el respaldo de los presentes, que apenas hicieron preguntas. Sólo se produjo una intervención discordante, la del representante del BNG por el Ayuntamiento de Pontevedra, José Luis Veiga. El consejero quiso dejar constancia de que el reparto de poder, verdadero escollo de la negociación, "no puede bajo ningún concepto ser la causa de que se frustre la operación" porque, en sus palabras, "la caja única no será ni del norte ni del sur".

La caja coruñesa no quiere negociar sin la presencia de mediadores
El consejo de Caixanova apoya los planteamientos de Julio Gayoso

Por la tarde, mientras Caixa Galicia reunía a su máximo órgano directivo, las comisiones negociadoras de ambas entidades se sentaban, por séptima vez, con la conselleira de Facenda como mediadora Fuentes próximas al encuentro admitieron que la primera parte fue muy tensa. Caixanova comenzó dudando (lo ha hecho en muchas ocasiones) de que los 1.162 millones que ofrece el Banco de España sean suficientes para configurar la nueva caja. Quiere garantías por escrito de que será Caixa Galicia quien pague el acuerdo sacrificando parte de su negocio. Ambos planteamientos fueron rechazados de plano, aunque el diálogo sigue sin romperse y hoy se volverán a reunir. Quizá sea eso lo que animó al director de Caixa Galicia, José Luis Méndez, a hablar con optimismo a los miembros de su consejo. "Estamos ante una oportunidad histórica", aseguró, antes de explicarles las condiciones que defienden una y otra.

Méndez sigue confiando en que la fusión, tarde o temprano, se producirá, pero también admitió que sus directivos no aceptarán sentarse a la misma mesa que Caixanova sin representantes de la Xunta o el Banco de España por medio. Una pista de hasta qué punto todo el proceso pende de un hilo.

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En el plano político las posturas se acercan. El secretario general del PSdeG, Pachi Vázquez, recogió el guante que le lanzó el pasado miércoles del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, en las que éste señaló que en 48 horas, su partido y los socialistas podrían pactar una postura común. "En un alarde de generosidad, lo apoyaremos a él", señaló Vázquez, quien dio un paso más y ofreció su "apoyo incondicional" para que Feijóo "cierre la fusión en 48 horas". Fuentes del PSdeG anunciaron que Vázquez se reunirá la próxima semana con las cúpulas de ambas cajas.

El líder socialista entiende que la fusión es viable tras el aval del Banco de España con algún reparo: "Hay datos que dicen cosas distintas", matizó, para asegurar después que acepta una viabilidad sobre la que la entidad reguladora "asume la responsabilidad al decir 'por esto respondo yo".

Para el líder socialista, el Gobierno central -que recurrió la Lei de Caixas- no ha sido un obstáculo para la fusión porque puso en marcha el fondo de rescate, que es el "elemento principal" para garantizar la solvencia de la unión. Respecto a la postura del alcalde de Vigo, Abel Caballero (PSOE), que asegura que la única fusión viable es aquella en la que Caixanova absorba a Caixa Galicia, Vázquez insistió en que los alcaldes "no hacen fusiones" por mucho que defiendan intereses legítimos. Según, él, la fusión será equilibrada, pero no paritaria. "Dos cosas que no son iguales nunca son sus elementos paritarios", matizó.

Entretanto, el Gobierno gallego admitió ayer que el Banco de España sigue urgiendo a las cajas para que lleguen a un acuerdo. Tras saber del respaldo ofrecido por el líder del PSdeG, le pidió que convenza ahora a sus alcaldes. "Estamos mejor, antes había personalismos y un boicot de los socialistas y ahora sólo hay personalismos", dijo en evidente alusión al presidente de Caixanova, Julio Fernández Gayoso. No fue la única. "Es muy difícil que un ciudadano a título personal le haga un boicot a la comunidad autónoma y a toda la sociedad gallega", concluyó después Feijóo.

El presidente dejó claro que "los plazos que dependían de la Xunta están agotados". "Esta es la recta final de la fusión y espero que nadie por una cuestión personal vaya a vetar una ambición colectiva". El jefe del Ejecutivo insistió en que no se trata de un partido de fútbol entre el Celta y el Deportivo, que lo que está en juego es "Galicia o nada".

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