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Crítica:TEATRO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Imitar lo inimitable

Javier Vallejo

La vida de Edith Piaf es un filón dramático insuficientemente explotado, aunque de él se hayan extraído películas y algún musical. En este, estrenado por la gran actriz Jane Lapotaire con la Royal Shakespeare, en 1978, Pam Gems, autora también de biografías escénicas cantadas de otras mujeres independientes de fuerte personalidad (Marlene Dietrich y Pasionaria), pasa revista rápida a alguno de los hitos vitales de la cantante parisiense, hija, nieta y bisnieta de artistas circenses.

Piaf es una colección didáctica de estampas sin volumen parecidas a esos dibujos esquemáticos que, siguiendo con el lápiz una línea de puntos marcada, el lector de antaño hacía aparecer mágicamente en las páginas de pasatiempos de los diarios. En las dos horas que viene a durar, los triunfos artísticos y los mil desengaños amorosos de El Gorrión de París están apenas apuntados: esto ya se dijo a raíz de los estrenos absoluto y español, hace 31 años, en el teatro Muñoz Seca, con la actriz venezolana Natalia Silva en el papel principal. Lo mejor de la producción del Donmar Warehouse londinense que se representa en Madrid hasta el 18 de julio es Elena Roger, su protagonista, que antes fue una Evita de rompe y rasga.

PIAF

Autora: Pam Gems. Intérpretes: Elena Roger, Martín Andrada, Eduardo Paglieri, Romina Groppo, Néstor Sánchez, Pablo Sultani... Luz: Neil Austin. Escenografía y vestuario: Soutra Gilmour. Dirección musical: Néstor Ballesteros. Dirección: Jamie Lloyd. Madrid. Nuevo Teatro Alcalá. Hasta el 18 de julio.

La intérprete muestra una gran fragilidad y empaque vocal Por el escenario pasan personajes capitales en la vida de la cantante

La Roger es menuda como la Piaf, pero no intenta imitarla exactamente. Tiene su fragilidad, su empaque vocal y también esa manera de arrastrar las erres como latas atadas a la trasera del carromato renqueante de unos pobres recién casados. Sin esta actriz cantante toda nervio, premiada en Londres con el Laurence Olivier a la mejor interpretación musical, el tenue dibujo hagiográfico esbozado por Pam Gems sería papel mojado. Puesto a escoger, prefiero las canciones que interpreta en español, porque en ellas la intuyo más libre.

Al montaje de Jamie Lloyd, veloz, eficaz, sin tiempos muertos, se le ven aún las marcas. En su mejor momento, cuando la Piaf se sienta en el regazo del boxeador Marcel Cerdan, su gran amor, como una gata callejera en un mullido sillón de orejas, hay, por fin, una intimidad auténtica ausente en la mayoría de las escenas. Quizá esté siendo demasiado exigente, pero este desequilibrio entre los momentos expansivos, tan abundantes, y los íntimos, y el uso de una amplificación que no recoge la respiración de la actriz en los instantes en que se levanta o se agacha mientras canta (lo que priva a la voz en vivo de su cualidad genuina), me hacen pensar que este mismo espectáculo debió de tener mayor fuerza en la intimidad de la platea del Donmar Warehouse y en el Liceo de Buenos Aires, de donde viene a Madrid, teatros ambos mucho más pequeños que el Nuevo Alcalá.

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Por el escenario prácticamente desnudo, donde la luz cálida de Neil Austin define limpiamente los lugares de la acción, pasan y desaparecen a ritmo de fuga personajes capitales en la vida de Piaf, como Charles Aznavour e Yves Montand, interpretados por un elenco eficaz, para desembocar en un emotivo final esperado. Piaf va muy de menos a más: la segunda parte se merece mejor nota que la primera. Durante los saludos, la inmensa mayoría del público estrenista pidió las dos orejas para un espectáculo de vuelta al ruedo, del que salí con curiosidad y ganas de oír a la Roger otro día cantando a su aire y con su propio estilo.

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Sobre la firma

Javier Vallejo
Crítico teatral de EL PAÍS. Escribió sobre artes escénicas en Tentaciones y EP3. Antes fue redactor de 'El Independiente' y 'El Público', donde ejerció la crítica teatral. Es licenciado en Psicología, en Interpretación por la RESAD y premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha comisariado para La Casa Encendida el ciclo ‘Mujeres a Pie de Guerra’.

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