Los 'camisas rojas' alzan barricadas para frenar una ofensiva policial
El rey de Tailandia vuelve a aparecer en público, pero evita mediar en la crisis
Tailandia se prepara para la confrontación. El Gobierno ha pedido a los camisas rojas que desalojen el barrio financiero de Bangkok, donde están instalados desde el 3 de abril. No es la primera ocasión en la que el Gobierno amaga con recurrir a la fuerza para provocar el desalojo, pero esta vez parece serio, a tenor de cómo han reaccionado los manifestantes antigubernamentales, los llamados camisas rojas. Estos no sólo han reforzado sus barricadas en el barrio financiero de Bangkok, donde llevan más de dos semanas atrincherados, sino que han montado más en las afueras de la capital tailandesa para impedir la llegada de policías.
En esa línea, el grupo opositor tailandés Frente Unido por la Democracia y contra la Dictadura (UDD) pidió a sus partidarios, los camisas rojas de todo el país, que impidan la llegada de más policías a Bangkok. Eso ha hecho que se hayan instalado decenas de barricadas en varias provincias. Por su parte, los pro gubernamentales camisas amarillas, reclaman la implantación de la ley marcial en el país.
El monarca impidió el derramamiento de sangre en las protestas de 1992
Mientras tanto, la autoridad más indiscutida de Tailandia, el rey Bhumibol Adulyadej, de 82 años, hizo declaraciones ayer por primera vez desde que se declarase el estado de excepción hace tres semanas en Bangkok. El octavo monarca de la dinastía Chakr habló... pero no dijo nada. Al menos, nada relacionado directamente con la crisis que vivió su punto más álgido con los 26 muertos que se produjeron en los enfrentamientos del 10 de abril.
Durante un acto de nombramiento de nuevos magistrados transmitido por televisión, el monarca les dijo: "Lo más importante es hacer lo correcto. Es muy importante". Y después: "Si hay paz en el país, eso significa que los representantes de la justicia están cumpliendo su cometido de forma correcta".
Decenas de analistas tratan ahora de dilucidar lo que quiso o no quiso decir el rey en un discurso breve que pronunció sentado en una silla de ruedas desde el hospital donde vive desde el pasado septiembre en que ingresó aquejado de neumonía y otras dolencias. La intervención del rey fue la que evitó que se produjera una matanza durante las manifestaciones estudiantiles de 1973 y en 1992, durante las protestas contra el Ejército.
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