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Cerceda se ofrece para albergar la nueva planta incineradora

"La convivencia con la actual es pacífica", asegura el alcalde, del PSOE

Que nadie toque a la incineradora de Sogama en Cerceda. El 90% de los 400 puestos de empleo, sin contar los indirectos, que genera el complejo de tratamiento de basuras de la eufemísticamente denominada Sociedad Galega do Medio Ambiente son vecinos de este municipio del rural coruñés de apenas 5.600 habitantes. Y es razón de peso suficiente para aplacar cualquier oposición o comentario contra el complejo que, desde finales de los noventa, recibe en Cerceda el 82% de la basura que se produce en Galicia. "Hay una buena acogida social, la convivencia es pacífica", dice el alcalde, el socialista José García Liñares.

Tanto es así, que no oculta sus deseos de que la segunda Sogama que pronto anunciará la Xunta, ante la saturación de sus actuales instalaciones de tratamiento de residuos, se quede también en Cerceda. "No habría problema para ampliar la incineradora, el 95% de los vecinos lo aceptaría sin problemas; incluso algunos de ellos y el propio comité de empresa me pidieron que luche por ello", cuenta García.

El Ayuntamiento cree que la Xunta no hallará una ubicación alternativa
"El 95% de la gente aceptaría la ampliación", asegura el regidor
Los vecinos admiten mejor el horno que el enorme vertedero adyacente
Temor ante un posible desplome del basurero, de 330.000 metros

Ahora bien: el alcalde advierte que tampoco estaría dispuesto a una ampliación de la incineradora "a cambio de nada". "Tendrán que ofrecernos mucho, pero como crear una planta en otro municipio será dificilísimo, dudo mucho que el nuevo plan salga de Cerceda", afirma el regidor. García Liñares pone en duda el principal argumento de la Xunta para crear la segunda planta, el de aminorar el transporte de la basura. "Eso no es un problema, el 70% llega por tren a Cerceda", replica.

Pero una cosa es la incineradora, aceptada pese al nulo control o seguimiento de sus emisiones por parte de un organismo independiente, y otra el vertedero, ya gigante, de Areosa, también en Cerceda, y donde Sogama entierra el 40% de las 882.000 toneladas de basura que recibe cada año pero que no puede eliminar por falta de capacidad de su incineradora. La preocupación vecinal es creciente ante los efectos de esa montaña de residuos, ahora en fase de ampliación para aguantar año y medio más, hasta que se cuente con más hornos.

"Apesta que confunde", afirma un vecino. Los que viven más cerca están a dos kilómetros, pero el hedor es continuo en varias aldeas de la redonda. En la parroquia de Lespa, en Ordes, "es inaguantable". El propio alcalde de Cerceda, que logró acotar la inicial pretensión de la Xunta de ampliar el vertedero "para 10 años más", admite la gravedad de la situación y su preocupación por el amontonamiento de tanta basura. Además del olor insoportable, están las emisiones tóxicas. "Hay una chimenea en el vertedero que suelta gas metano", afirma el regidor. "No se ve, pero a veces hasta quema las aves, que aparecen muertas". En el juzgado sigue abierto el sumario por la contaminación del río Lengüelle debido a filtraciones de una balsa del vertedero, que provocó en 2009 la muerte de peces en este afluente del Tambre.

También hay riesgo de derrumbamiento en un vertedero que ocupa ya 330.000 metros cuadrados de la ladera de un monte. García Liñares considera que la inminente ampliación, que consistirá en reabrir una parte de este cementerio de basura que ya estaba clausurado, "va a permitir hacer talud" y reducir ese riesgo de derribo. Pero esa teoría no convence al vecindario.

A la asamblea informativa organizada hace unas semanas por Adega para explicar la ampliación del vertedero, la afluencia fue tanta que sorprendió a los ecologistas. Hubo pocos vecinos de Cerceda, pero del resto de la comarca de Ordes, donde sufren las consecuencias de Sogama sin más compensaciones, sí hay preocupación. "Y mucha", ratifica Montse Rey, la responsable local de Adega. Nadie se cree que esa gigante y maloliente montaña de basura enterrada sin tratar sea inocua. La gente en Cerceda y Ordes habla de la incidencia de un supuesto cáncer en la comarca, con un número de casos por habitantes muy por encima de la media. "No hay ningún argumento o informe que nos diga que sí o no, la duda existe", explican tanto Adega como la portavoz municipal del BNG, Rocío da Igrexa: "Nadie puede decir que es por la basura, pero deberían darnos la garantía y la tranquilidad que esto no nos está matando poco a poco".

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