"A los niños con trastornos hay que tratarles y a sus familias también"

Lluís San lleva un año al frente de la unidad de psiquiatría y psicología del hospital Sant Joan de Déu, pero admite sentirse afortunado. Durante estos 12 meses ha estrenado un nuevo edificio de hospitalización infanto-juvenil, separado del central, lo que ha mejorado la atención sanitaria de estos niños y adolescentes. Además, las anchuras de la infraestructura permiten separarlos por grupos de edad, lo que repercute positivamente en los tratamientos.

Pregunta. Las estadísticas demuestran que aumenta el número de niños atendidos en los centros de salud mental.

Respuesta. La frecuencia de diagnósticos psiquiátricos entre niños y adolescentes realmente no ha aumentado, pero sí disponemos de mejores dispositivos asistenciales para identificar la posible existencia de trastornos. Ahora, al contrario que hace unos años, se acepta que un niño puede tener prácticamente los mismos diagnósticos que los adultos, e incluso algunas patologías específicas, como los trastornos de conducta, de déficit de atención, autismo y los generales del desarrollo.

El consumo de ciertas sustancias es un riesgo para la salud mental

P. ¿Qué diagnósticos son los más frecuentes?

R. En los niños predominan los trastornos generales de conducta y en las niñas los derivados de la conducta alimentaria: anorexia y bulimia.

P. ¿Por qué hay más prevalencia de trastornos mentales entre el sexo masculino?

R. Es difícil conocer todos los factores que concurren para explicarlo. Pueden influir aspectos educativos, culturales o ambientales e incluso medios de comunicación en ciertos trastornos. Aunque la anorexia esté tipificada como una enfermedad mental, no es menos cierto que las modas, respecto al peso y la estética, favorecen las conductas anorexiantes. Y, por supuesto, también están los factores genéticos.

P. ¿En qué grado influye la situación socioeconómica familiar?

R. El factor socioeconómico no influye por sí solo, sino que también pesan la marginación, la inmigración, la desestructuración familiar, el consumo de sustancias y el afecto. Todos estos elementos sumados pueden convertirse en favorecedores de trastornos, pero no causales.

P. Aumentan los casos en que se mezclan trastornos mentales con consumo de sustancias.

R. Los adolescentes no tienen problemas de alcoholismo como los entendemos en un adulto, sino que se intoxican los fines de semana. El consumo de estas sustancias representa un riesgo claro para la salud mental de esta población. A veces, el problema es bidireccional. Existen enfermedades mentales que te hacen más proclive a consumir determinadas sustancias y viceversa.

P. En una familia, ¿cuándo debería sonar la señal de alarma en los padres respecto a su hijo?

R. Las familias son un elemento clave, cuando atendemos a un niño también atendemos a la familia, porque, a menudo, el niño sufre una patología pero su familia también. Los padres deberían asesorarse cuando el niño empieza a tener una conducta inhabitual, se relaciona con otro tipo de gente, modifica sus horarios, vestimenta si estos cambios son cualitativos y persistentes.