Kerstin Thorvall, escritora sueca
Kerstin Thorvall decidió contar su historia en los libros. Con la autobiografía Lo más prohibido, publicada en los años setenta, la escritora e ilustradora sueca recuperó en su país el género de las confesiones y se erigió como símbolo del feminismo al abordar la sexualidad de las mujeres. Thorvall falleció el pasado 9 de abril en su residencia de Estocolmo, a los 84 años, tras una larga enfermedad.
Thorvall nació en 1925 en Eskilstuna, al oeste de la capital sueca; se graduó en la escuela de arte de Beckman y publicó su primera obra en 1959, El libro para ti, un título dirigido a los jóvenes. En un tono muy diferente, la aparición de su autobiografía en 1976 impactó a Suecia. Lo más prohibido cuenta la historia de una joven que trata de dejar atrás la infancia a través de varias relaciones eróticas. El relato arranca en la niñez de la protagonista, que pierde a su padre a los 11 años. Se describe a sí misma como obediente y buena, sujeta a la estricta educación de su madre. Veinticinco años después, esa excesiva corrección estalla en una rebelión tardía, en una historia sobre la dificultad de una mujer por tener relaciones sexuales libres, lo que la lleva a buscar experiencias complicadas. En la obra describe con fuerte carga erótica sus encuentros sexuales y deja patente su vulnerabilidad y su infidelidad.
Con otro de sus libros, Cuando se dispara a los trabajadores, ganó el premio Moa Martinson, dedicado a la también autora sueca que reflejó la vida de la mujer en el campo y en la industria.
Algunos de los títulos de Thorvall han sido traducidos al castellano. Entre ellos, la trilogía Hilma y su hija (Hacia la libertad, Palabras de cariño y Lazos de amor) o la obra Recuerdo a todos mis amantes y cómo solían tocarme, nombre que describe de manera explícita el argumento del libro. En este último, con la distancia del tiempo, la autora evoca los encuentros sexuales de su madurez.
Su editora, Eva Bonnier, en declaraciones recientes a la agencia de noticias sueca TT, la describe como un icono para toda una generación de mujeres: "Siempre tomó una posición fuerte con respeto a ellas y trabajó para hacerlas más visibles". La editora reconoce, sin embargo, que Thorvall provocaba recelo y críticas en algunos sectores: "Sí, se atrevía a decir y hacer cosas que no agradaban a todo el mundo, le encantaba diferenciarse". Para Bonnier, la escritora era una persona muy fuerte que quería tener un contacto muy cercano con la editorial. Destaca su profesionalidad, porque "acostumbrada como estaba al trabajo periodístico, cumplía siempre con los plazos". En su carrera, Thorvall también fue una colaboradora asidua de los medios de comunicación, donde escribía tribunas en periódicos y revistas.
Además de autora de culto, Thorvall fue madre. Sus decenas de obras para niños y jóvenes demuestran su pasión por la infancia. Como ilustradora, destaca su trabajo para Astrid Lingen, autora también sueca creadora de Pippi Calzaslargas, en Kalle Blomkvist och Rasmus. Precisamente en 1977, recibió el Premio Astrid Lingen.
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