La versatilidad y el loro
La política profesional en nuestro país no ha alcanzado todavía el estadio de la especialización, por eso los cargos públicos son como las navajas suizas, multiusos. Un cargo público se puede levantar una mañana siendo director general de Carreteras e irse por la noche a la cama como responsable del Centro Especializado de Alto Rendimiento de Remo y Piragüismo, de ahí que el currículo de algunos de ellos abarque responsabilidades en materias tan diversas y distintas que a poco conocimiento que hubiesen adquirido en cada una de ellas estarían a la altura de los sabios del Renacimiento.
Seguro que está ocurriendo en otras provincias, pero en Málaga este don de la versatilidad del cargo público está a punto de alcanzar la perfección. La remodelación que el Gobierno andaluz acomete en esta provincia, de momento, consiste en lo siguiente: delegado de Obras Públicas, el delegado de Economía; de Economía e Innovación la que estaba en Innovación; la responsable de Obras Públicas pasa a viceconsejera de Cultura y la viceconsejera de Cultura se traslada a la Agencia de Defensa de la Competencia. Del organigrama desaparece el delegado de Agricultura, y lo hace con una curiosidad añadida: la única persona que tenía el PSOE en toda la provincia de Málaga para sustituirle resulta que es una militante del mismo pueblo que el cesado. Esta circunstancia les ha permitido a los socialistas mantener, no sólo la versatilidad de sus cargos públicos, sino también el ansiado equilibrio territorial en el reparto de delegados de la Junta por comarca y agrupaciones.
La cuadratura del círculo en el equilibrio territorial ya la alcanzó Griñán en la última remodelación de su Gobierno. Salieron de su Ejecutivo consejeros de Almería, Granada, Huelva y Málaga, y entraron cuatro nuevos consejeros de Almería, Granada, Huelva y Málaga. Los relevos fueron de tal precisión geográfica que en el caso concreto de la provincia de Málaga se sustituyó a una consejera de Antequera por un consejero del mismo pueblo y el relevo se produjo, además, al frente de la misma consejería. El don de la versatilidad del cargo público es consecuencia, demasiadas veces, del carácter vitalicio que muchos de ellos asocian a la profesión de político. A este don los partidos, internamente, le llaman experiencia. No siempre es verdad. Yo conozco dirigentes con experiencia a los que se les frustró ese don el mismo día que los suyos perdieron el control del partido. Fue situarse en el bando perdedor y desaparecer de inmediato la versatilidad.
El día que los cargos públicos, además del don de la versatilidad, logren la capacidad de la multitarea se habrá logrado un extraordinario avance de consecuencias inimaginables para la reducción del déficit público. Un dirigente se levantará por la mañana siendo director general de la Agencia Andaluza del Agua y se acostará siendo, además de director general de la Agencia Andaluza del Agua, responsable del Centro de Alto Rendimiento de Remo y Piragüismo, e incluso del Instituto Meteorológico, que todo tiene que ver con el agua. No digo nada, si a la multitarea le añadimos el cambio del coche oficial por el transporte público, las comidas a mediodía en casa y una rebaja de los asesores.
Estas medidas le permitiría al Gobierno andaluz impulsar un recorte algo más boyante que el anunciado hace unos días por la consejera de Presidencia, Mar Moreno, y que reduce de 316 a 277 los altos cargos que tenía la Administración. Han sido dos reformas que han permitido suprimir 39 centros directivos, lo que equivale a un ahorro de 3,5 millones de euros. Para entender mejor el recorte, no hay nada más que asociarlo al presupuesto global de la Junta. El adelgazamiento afecta a un 0,01% del gasto, que no debe alcanzar ni para descontar dos pastillas de la tableta del chocolate del loro.
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