Huir del caos de Barajas tiene un precio (alto)

"Taxi, por favor, lléveme a Berlín". No es usual escuchar una petición como esta en las filas de taxistas que esperan clientes en el aeropuerto de Barajas. Pero las situaciones de necesidad causadas por la nube volcánica que amenaza la seguridad de las rutas aéreas en los cielos de Europa, cancelando miles de trayectos, está motivando soluciones tan extremas como los problemas que ha generado.

Los pasajeros que se han quedado bloqueados en Madrid aceptan recursos impensables para llegar a sus destinos, como pagar fortunas por una carrera de taxi que cruce el continente hacia el norte o embarcarse en autobuses que tardan días en completar el viaje. En los hoteles próximos a Barajas, un sinfín de personas maquina la manera de escapar de la gran trampa que les ha tendido la erupción del volcán Eyjafjalla (Islandia).

Se están pidiendo 5.000 euros por salir de España en vehículos privados

"Las compañías de autobuses están saturadas", dice una portavoz de Iberia

Hoy funcionan de nuevo los vuelos nacionales, pero no los europeos

Los precios de las firmas de alquiler de automóviles son prohibitivos

Los viajeros que se dirigían al norte de Europa, zona adonde no vuelan aviones desde el jueves, son quienes están pagando más por encontrar una vía de escape. Ayer en Barajas, cuatro personas contrataron dos taxis para recorrer los 2.300 kilómetros que separan Madrid de Berlín; la tarifa, más de 4.000 euros por ambos coches, según afirmaba Tomás, un taxista madrileño al que le pidieron hacer este trayecto. "Yo no pude porque mi coche tiene ya 700.000 kilómetros. Se los llevaron para allá otros compañeros", explicaba.

Una tarifa similar se cobró el sábado por llevar a otro viajero a Suiza, unos 2.000 euros por una carrera de taxi, según informa otro taxista de la ciudad, Daniel Díaz. Él estaba sólo y no se decidió a afrontar la tarea, así que el negocio se lo quedaron otros dos compañeros. "Eran 1.800 kilómetros para hacer de una tirada porque este tipo de clientes lleva prisa".Los más desesperados por viajar al norte de Europa están obligados a rascarse el bolsillo, ya que la perspectiva es que la situación continúe igual en los próximos días (la compañía Ryanair ha cancelado todos sus vuelos hasta el miércoles, según dice en su web).

Iberia canceló ayer 140 viajes con Barajas como destino o punto de partida. Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (Aena) no ofrecía el cómputo global de vuelos suspendidos en este aeropuerto. Hoy se reanudan los vuelos nacionales, pero no habrá vuelos al norte de Europa.

Las ofertas para viajeros necesitados van desde los 5.000 euros por el alquiler de un coche privado de cinco plazas, que se puede adquirir en algunos hoteles de Madrid, como ha comprobado este periódico, hasta los 1.706 euros por el alquiler de un Renault Clio en Barajas (que deberá ser entregado en Bruselas), según las tarifas de la compañía Avis.

"Llevamos todo el día recibiendo llamadas de teléfono de personas que se ofrecen a llevar a nuestros clientes en coche. Y piden entre 4.000 y 5.000 euros. Nosotros les decimos que no, ya que no les conocemos y no tenemos ningún tipo de seguridad. Pero en algunos casos sí ayudamos a los clientes a que puedan salir de Madrid en coche, pero con personas de confianza", explica uno de los empleados del hotel Intercontinental, que muy amable asegura que el hotel no gana nada, sino que lo hace como un servicio a muchas personas que no tienen otra salida. "Son precios muy elevados, por lo que tendría que buscar a más personas que le acompañaran y compartieran los gastos. De todas formas, hasta el martes ya no tenemos nada", informa el Intercontinental al pedirle un coche.

Los vehículos se están convirtiendo en un bien de primera necesidad. Una operadora de la empresa de alquiler de coches Avis exponía ayer la estrechez de la oferta: "Para mañana tenemos algún coche. Pero estamos pendientes de que nos lo confirmen". Su compañía cobra 1.706 euros por el alquiler de un Clio que estaría listo hoy mismo con destino a Bruselas, pero cuyo elevado precio no incluye ni la gasolina ni los peajes de Francia, que son caros.

"Es buena idea compartir el coche con otros viajeros. Así le saldrá más económico", aprueba esta empleada tras escuchar el asombro del periodista al conocer las tarifas y la disponibilidad de coches desde Barajas.

Quizá la forma más barata de trasladarse a Bruselas es comprar un billete de autobús a las compañías que disponen de líneas regulares con esta ciudad, por ejemplo, Alsa. En su página de Internet la compañía mantiene que ha reforzado sus líneas con el norte de Europa con motivo de las cancelaciones de los vuelos. Uno de los servicios que ofrece esta compañía es el alquiler de autobuses. Este periódico intentó en vano informarse al respecto, ya que pese a llamar en varias ocasiones y esperar hasta diez minutos nunca logró hablar con un operario de la compañía que le informara del alquiler de autobuses ni de la disponibilidad de billetes.

La opción del autobús, aún tratándose de viajes extenuantes de decenas de horas, gana enteros entre las víctimas del volcán islandés. Sólo en una tesitura como ésta se podría oír hablar con ilusión de un plan de este estilo, como ocurría ayer a mediodía con un grupo de 14 artistas colombianos llegados de Bogotá. "A las cinco y media viene un autobús desde Bilbao para llevarnos a Berlín", decía encantado su coordinador, Matthias Peer, alemán, frente a un hotel a cinco kilómetros del aeropuerto.

El jueves participan en un festival en la capital alemana. A un paso de escapar por carretera, en el recibidor del hotel, Dioselino Rodríguez, un músico colombiano de 68 años, comentaba el plan con paciencia: "Bueno, aquí esperando a salir para ir a hacer nuestras bobaditas, tocar arrullo, bambaca, caramba, música tradicional".

Las compañías de autobuses están desbordadas, como explica una portavoz de Iberia: "Están saturados, sobre todo porque a partir de mañana [hoy] tienen que atender también a los compromisos que tenían acordados". La aerolínea española fletó ayer más de 30 autobuses (13 a París, cuatro a Bruselas, tres a Ginebra, etcétera).

En el mismo hotel que el grupito colombiano descansaba en familia el danés Thomas Jensen, de 35 años. Lleva desde el viernes allí metido. Y sospecha que no podrán volar a Copenhague hasta el próximo fin de semana. No pierde la calma, aunque hoy acabe sus vacaciones en un hotel a 2.700 kilómetros de su hogar y se enchufe a su oficina por ordenador. "Mi jornada empieza el lunes a las seis de la mañana y acaba a las cinco de la tarde. Estaré disponible", analizaba Jensen sin apuros.