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Spanair y Vueling pelean en El Prat por las rutas mediterráneas

Vueling y Spanair, ambas compañías con sede en Barcelona, se disputan a cara de perro la tarjeta de presentación de aerolínea de El Prat, la de quien trabaja más para conectar mejor a Cataluña con el exterior. La batalla a muerte se libra con el guante blanco propio de sus respectivos presidentes, Josep Piqué y Ferran Soriano, pero sus sonrisas y coincidencias no dejan de verse salpicadas por pullas.

El campo de batalla es doble: por una parte, tiene dimensión geográfica, ya que ambas empresas ponen hoy el foco en ganar cuota de mercado en el espacio euromediterráneo; por la otra, la batalla es también conceptual, ya que Vueling es una aerolínea que vuela punto a punto, mientras que Spanair no deja de recordar su vocación de alimentar desde Barcelona vuelos intercontinentales, a medio plazo. El choque quedó meridianamente claro ayer, en un debate en el que Soriano y Piqué participaron junto al director de El Prat, Fernando Echegaray, sobre el futuro del aeropuerto de Barcelona tras el estreno de su flamante T-1.El espacio euromediterráneo es campo de batalla por eliminación: las grandes alianzas de aerolíneas tienen copados muchos otros pedazos de mapa. Simplificando, los principales centros de conexiones de Oneworld pivotan en torno a Londres y Madrid, y miran sobre todo hacia América; los de Skyteam se asientan en Ámsterdam y París, y tienen en su horizonte el continente asiático, al igual que Star Alliance, que cuenta con Francfort como pilar.

Así, el Viejo Continente y su orilla mediterránea de enfrente quedan como un mercado potencial donde aún es posible reforzarse, tanto con vuelos punto a punto (lo hacen hoy Vueling y Spanair) como para buscar pasajeros que viajen desde esos destinos a Barcelona y, desde ahí, a otros puntos del globo. Spanair, primero mediante vuelos en código compartido con otras aerolíneas y a partir de 2012 ella misma, aspira a transportar pasajeros desde El Prat a otros continentes.

Un breve flash de la guerra actual: Soriano viajó ayer a Belgrado. Spanair, la aerolínea que intenta reflotar con el respaldo de una larga lista de instituciones y de inversores privados de Cataluña, ha retomado las conexiones entre España y Serbia desde la guerra de los Balcanes. Justo antes, la compañía catalana anunció dos destinos nuevos: Dubrovnic y Malta. Y también que en breve desde El Prat volará a Tel Aviv y Estambul.

Veinticuatro horas antes, Vueling, participada ahora por Iberia a raíz de su fusión con Clickair, anunció sus próximas picas en Ammán, Estambul, Liubliana y Edimburgo. ¿Dubrovnic y Malta? Ya operaba estas rutas desde 2007, puntualizó. Tal vez por esta razón, su presidente, Piqué, expresó -en presencia del propio Soriano- sus "reservas" al hecho de que "el apoyo público sirva para abrir rutas que ya existen".

La reacción de Soriano no se hizo esperar. Reivindicó que la participación pública en la gestión es "cero" -ningún político se sienta en su Consejo de Administración- y "minoritaria" en el accionariado, aunque, según el éxito en la captación de inversores, podría llegar al 30%. El presidente de Spanair defendió, además, los "esfuerzos por atraer a una compañía que quiera hacer de Barcelona un hub" o centro de conexiones de vuelos, un contexto en el que Iberia, primer accionista de Vueling, concentró su apuesta en Madrid. Y recordó que no hay "subvenciones directas".

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Hoy las cuentas de Vueling, primera aerolínea de El Prat por pasajeros transportados, muestran a una compañía en mejor forma que Spanair, que sale de una profunda reestructuración, aunque la política de recorte de gastos empieza a dar frutos. "Lo importante no es ganar mercado, sino ser rentable", espetó Piqué.

En un aeropuerto de El Prat que ha ganado este verano cinco nuevos destinos intercontinentales (Echegaray mencionó 28 y hace un año había 23), Vueling y Spanair demostraron que coinciden en dos cosas: pese a elogiar la gestión de AENA, reivindican una gestión autónoma para El Prat y, además, comparten pavor a un posible aterrizaje en él de la aerolínea de bajo coste más agresiva, Ryanair. "¿Queremos ser Múnich o Stansted?", se interrogó Soriano. La irlandesa tiene derechos de despegue reservados en El Prat de marzo a octubre. Por ahora, ha renunciado a utilizarlos hasta finales de junio. A partir de julio es un misterio.

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