Aquella derecha
¿Alguien se imagina a José María de Areilza, Marcelino Oreja, Joaquín Garrigues Walker, Landelino Lavilla o Leopoldo Calvo-Sotelo sobornados con trajes a medida por valor de dos millones de pesetas, chalaneando y/o respaldando a manifiestos corruptos, acusando a funcionarios policiales de fabricar contra ellos pruebas falsas, o a jueces de confabular e incurrir en ilegalidades para perjudicarles? Impensable, ¿verdad? Entonces, ¿cómo es posible que al cabo de tres décadas de democracia los principales políticos de la derecha española se hayan inmolado éticamente con tales ignominias.
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