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Cajasur rectifica su último órdago para encarrilar el proceso de fusión

La interventora destituida por Gómez Sierra, 'número dos' del coordinador

La fusión de Unicaja y Cajasur se reactiva. El punto principal para encauzar la unión es la readmisión de la ex interventora de Cajasur, despedida por el presidente de Cajasur hace unos días. Ella fue la cabeza de turco que encontró el sacerdote Santiago Gómez Sierra por los 596 millones de pérdidas en 2009 de la entidad que preside. La ex interventora regresa con la misma categoría pero en un nuevo puesto: como mano derecha de Manuel Azuaga, el coordinador general de la fusión que nombró Unicaja. Con esta readmisión regresa también al juego Azuaga, a quien Unicaja decidió retirar del cargo poco antes de Semana Santa al considerar un desaire el despido de la interventora.

El otro punto que posibilita el retorno del coordinador es el facultar al comité de gestión conjunto de la fusión de las dos cajas para nombrar a un nuevo interventor, algo que todavía no se ha producido. Con este acuerdo se intenta aparentar que todos ganan, pues la caja cordobesa mantendría en su puesto al director financiero y responsable de la intervención general, nombrado a dedo por Gómez Sierra en el anterior consejo (en el que echó a la interventora).

"El proceso sigue, se ha salvado un desencuentro", afirma Juan Ojeda
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Manuel Azuaga no estuvo sentado a la mesa del consejo de administración de ayer que decidió el acuerdo desde el primer momento. El coordinador de la fusión se incorporó pasadas las siete y media de la tarde. "Azuaga ha vuelto cuando ya se había adoptado el acuerdo con estos dos puntos", señaló Juan Ojeda, vicepresidente tercero de Cajasur, a la salida del consejo.

Han sido semanas de duras negociaciones en Cajasur, que ha incluido un tirón de orejas a la entidad cordobesa de los que no se olvidan. Tras el último órdago de Cajasur (el de la destitución de la interventora), Gómez Sierra vivió hace justo una semana, en primera persona y a solas, la llamada al orden por parte del Banco de España. Previamente, los dos presidentes de Unicaja y la caja cordobesa se habían reunido con el director general de Supervisión de este órgano. A Cajasur se le exigió que avanzase de una vez con el plan económico al que se comprometió en el proceso de fusión con Unicaja.

Tras estas semanas de tensión, "el proceso sigue, se ha salvado un desencuentro", confió Juan Ojeda. Según las fuentes consultadas, el consejo de ayer se vivió con mucha más calma y tranquilidad que el último. Hubo un clima de entendimiento muy distinto de las tensiones y agrias discusiones del anterior consejo. Tanto es así que en el momento de la votación de los dos puntos básicos para la reactivación del proceso de fusión hubo unanimidad. No obstante, aún se está a la espera de que se fije un calendario definitivo que cierre las próximas fases. "Lo que sí se ha expresado por parte del consejo es el deseo de que los plazos sean los más breves posibles", señaló Juan Ojeda.

Ahora los consejeros de Cajasur y Unicaja esperan que en la mesa laboral que discute las repercusiones de la fusión entre los empleados y que está convocada para hoy jueves en Málaga, exista también un buen clima de entendimiento y se dé un impulso definitivo a la fusión. "Desde luego, facilitaría mucho las cosas", reconoció el vicepresidente tercero de Cajasur. En principio, se pensaba que la mesa iba a volver a reunirse inmediatamente después de Semana Santa, pero a causa de los encontronazos entre las cúpulas de las cajas, se decidió posponer la cita hasta que se lograra encontrar un punto de encuentro.

Los sindicatos pedirán mañana en una nueva reunión de la mesa laboral de fusión entre Unicaja y Cajasur que exista "un cambio de actitud" en las entidades, de forma que planteen "propuestas concretas que no sólo se centren en cuantos trabajadores sobran", según indicaron a Europa Press fuentes de CC OO y Aspromonte.

José Luis Ros (tercero por la izquierda) y Antonio Pulido (en el centro), ayer con los representantes sindicales tras la firma del pacto laboral.
José Luis Ros (tercero por la izquierda) y Antonio Pulido (en el centro), ayer con los representantes sindicales tras la firma del pacto laboral.EFE

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