'Casablanca' y el No-Do vuelven a la Gran Vía
Suenan los inconfundibles acordes del No-Do, aparecen los títulos en blanco y negro, los uniformes y Franco saludando al Frente de Juventudes y, en pleno siglo XXI, una sala de cine estalla en aplausos. Termina la información sobre la guerra en Europa, los nuevos inventos -como las "lámparas de incandescencia", hoy llamadas bombillas-, vuelven a salir tropas de las SS, soldados aliados "en minoría" y el respetable vuelve a aplaudir.
El cine Callao vivió ayer una tarde para nostálgicos con motivo de la conmemoración del centenario de la Gran Vía y su vinculación al mundo cinematográfico, con la programación en pantalla grande de la mítica Casablanca, que colgó el cartel de completo. Muchas de sus 1.033 butacas fueron ocupadas por veteranos que vivieron el estreno en 1946, y otros aproximadamente 50 asientos albergaban a jóvenes que, bien por afición al cine clásico o por pura curiosidad, se acercaron a ver en gran formato aquella mirada lánguida de Humphrey Bogart.
Como si el cine Callao hubiera retrocedido en el tiempo hasta los años cuarenta, su fachada amaneció ayer cubierta por una gigantesca tela que reproducía aquella imagen inolvidable de (mejilla con mejilla) Ingrid Bergman y Humphrey Bogart. Una imagen y una historia que llegaron a España con cuatro años de retraso respecto al estreno mundial. Y no porque tuviera un mensaje amoral de adulterio o un claro trasfondo político, sino porque Hollywood no quería introducir películas en un país que había sido aliado del fascismo.
"Si acudes a la prensa de la época te encuentras que no hay críticas de esta película. ¿Por qué? Porque se estrenó un poco de tapadillo. Si salió en 1942 aquí no llegó hasta diciembre de 1946 porque España estaba en la lista negra de quienes habían apoyado a Alemania en la Segunda Guerra Mundial y los estudios americanos decidieron prohibir que sus películas se estrenaran aquí", explicaba minutos antes de la proyección Antonio García-Rayo, coordinador del programa conmemorativo organizado por el Ayuntamiento y diversos comercios de Gran Vía-Callao, que incluye proyecciones de cine clásico, exposiciones de carteles, conferencias y tertulias cinematográficas.
Entre esos testimonios gráficos se encuentran viejas fotografías de las interminables colas que se organizaban para conseguir una entrada de cine. "Para el estreno de Lo que el viento se llevó, que también llegó a España con retraso en el año 50, incluso se organizaban autobuses que iban a los pueblos, recogían a los espectadores, los traían a Madrid y esperaban una noche entera para el siguiente día comprar su entrada. En aquella época Madrid tenía cerca de 130.000 butacas en 160 salas y se llenaban todos los días. Era el ocio del momento", describe García-Rayo.
Y aunque ayer no hubo colas kilométricas, sino espectadores despistados que no tenían muy claro dónde sacar la invitación para el pase gratuito, Casablanca consiguió conmover de nuevo con el mítico tema As time goes by o la despedida en el aeropuerto que todavía mucha gente intenta explicarse.
"Historias como esta, tan profundas y con un mensaje tan intenso ya no se hacen. El cine de antes no es lo mismo que el de ahora", suspiraba nostálgica Blanca, de 72 años, que había acudido a Callao acompañada por sus amigas Angelines (90 años) y Sagrario (67), todas ellas con intensos recuerdos sobre el estreno en el año 46. "Me acuerdo que vi por primera vez esta película de joven, en alguno de los cines de la Gran Vía, no sé exactamente cuál". "Yo lo vi en Cuatro Caminos, en un cine de barrio, que era donde podíamos ir los pobres".
Contrastaban con sus memorias los jóvenes que pocas butacas más allá intentaban sacar fotos de la pantalla con su teléfono móvil, cubo de palomitas en mano, y que admitían sin reparos no haber visto jamás la película. "Hombre, por edad no me fue posible acudir al estreno", ironizaba Saray, de 19 años. "Pero sí es una película que siempre se comenta y se sabe por frases típicas como 'Tócala otra vez, Sam".
El ciclo conmemorativo tiene previsto continuar las proyecciones cada lunes hasta el 14 de junio, con reestreno gratis de títulos como Lo que el viento se llevó (26 de abril), Cantando bajo la lluvia (3 de mayo), Mogambo (17 de mayo), o Gilda (14 de junio). Las invitaciones se podrán retirar el mismo día de la proyección en la FNAC o El Corte Inglés de Callao, de diez de la mañana a dos de la tarde. Ambos establecimientos albergarán además las exposiciones sobre carteles y publicidades cinematográficas de la época, y la estrecha relación de la Gran Vía con el mundo del celuloide.
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