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Columna
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Tras las cortinas del poder

Cuentan de templos venerados y temidos que guardaban arcanos protegidos por enigmáticas cortinas que, al rasgarse éstas, mostraban la ausencia de cualquier cosa. Las fachadas, columnatas, cortinas y altares ocultaban que no había nada que ocultar: no había nada. También aquí, tras una campaña de descalificación de todo lo que hiciese la Xunta anterior y tras una sucesión de calumnias sobre sus dirigentes, se nos anunció que se restablecería el orden natural de las cosas, volverían a la Xunta aquellos a quien les correspondía por "derecho natural": la derecha, que haría política de verdad y gobernaría con autoridad. Pero qué tiempos estos, no hay profecía que se realice, resultó todo un fiasco.

Estos días aparecen abiertas las cañerías del aznarismo, toda una época en la que sigue atrapado el PP y que le impide avanzar

La Xunta bipartita efectivamente hizo algunos cambios y mejoras, cometieron también serios errores y se ensoberbecieron, defraudaron a quienes los habían puesto allí. Demostraron su inmadurez, desconocían los riesgos de gobernar aliados, escenificaron una división interna autodestructiva. Las elecciones pasadas movieron unos votos en la provincia coruñesa y el diputado que da la mayoría pasó a la derecha, y llegó aquel salvador que había sido anunciado por la prensa amiga suya. Y no hubo nada. Si la anterior Xunta fue débil por su inmadurez y división interna ésta es insignificante por su debilidad política esencial: es un proyecto político vacío que sólo se basa en la sumisión a Madrid.

La reaparición de Romay Becaría en la calle Génova es un signo de este tiempo del PP de Rajoy, seguramente ello le refuerce a Núñez Feijóo la confianza. Creo sinceramente que es un error, el mismo error en que se basa su presidencia. Romay no se dará mal en Madrid, es un político con siete vidas, pero sobre su línea no se puede levantar proyecto alguno para Galicia. El político coruñés es campeón en ganar dentro del aparato pero quien ganó elecciones en Galicia fue un señor de una línea política contraria a la suya dentro de la misma derecha (falangismo versus Opus) y se llama Manuel Fraga Iribarne. Fraga supo pegarse al terreno, aceptar a Galicia y formular un proyecto muy conservador y populista pero eficaz políticamente.

La vía de Romay es ilusoria, no gana elecciones en Galicia una política "pija" que nos desprecie como país. La presidencia de Núñez Feijóo, tal como se nos ha mostrado, es incapaz de volver a ganar las elecciones por mucho que su prensa amiga vuelva a difundir mentiras y calumnias contra la oposición.

Debido a una victoria electoral que ni él mismo esperaba y al tipo de campaña electoral tan desagradable y radical, ya fue incapaz en su inicio de formar un gobierno de peso. ¿Sabe alguien de memoria el nombre del conselleiro o conselleira de Medio Rural, Industria, Traballo...? Es como si no existiesen, porque no hay política propia alguna y se centran básicamente en desmontar lo que hicieron los anteriores. Pero aquellas consellerías que tienen rostro conocido más valía que no lo tuviesen, porque ello se debe a que hacen políticas injustas o innecesarias y, sobre todo, conflictivas: Sanidade, Medio Ambiente, Educación... El poder parecen encarnarlo Feijóo y su mano derecha, Rueda, pero es un poder limitadísimo. Sin programa propio que no sea desmontar lo hecho por sus antecesores y obedecer a Madrid. La gestión del proceso de fusión de las cajas muestra lo limitada que es su capacidad de dirigir. Pero ese poder está sometido incluso a barones y baronesas locales: metidos hasta el cuello en el lío en que se metieron por las promesas de acabar con la normalización de la lengua gallega, cuando quisieron salir no pudieron: no les dejó desde Vigo Corina Porro y desde Madrid el aparato. Una Xunta vacía y atada, sólo les queda la fugar: la culpa es de Zapatero. Ya sabíamos que era culpable de la sequía, las inundaciones, los incendios y la crisis mundial. Ahora también de que la Xunta no tenga política propia.

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Estos días aparecen abiertas las cañerías del aznarismo, toda una época en la que sigue atrapado el PP y que le impide avanzar: el sumario "Gurtel" demuestra que hay hilillos muy negros en ese sumario que van y vienen desde Galicia. Es el peso del propio pasado, también el de Feijóo, era vicepresidente de una de aquellas Xuntas conseguidas con campañas financiadas por la "Gurtel". Y no vale cargarle todas las culpas a Fraga y a una persona muerta, Cuíña, esas responsabilidades son de todos, hay que dar explicaciones. Y la culpa no es de Zapatero.

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