El indio que siguió la corriente
El oceanógrafo Leslie Fernandes tiene una agencia de traducción en Vigo
Las circunstancias le han ido llevando de un lado a otro, como arrastrado por las corrientes marinas que estudia. Oceanógrafo de profesión, Leslie Fernández (Bombay, 1958) echó amarras en Vigo. Empapado en las lenguas del mundo, ha dejado de mirar al mar para montar una empresa especializada en servicios de traducción. La firma cuenta con buenos clientes en el sector empresarial. "Los traductores automáticos están bien, pero dan sorpresas si no los corriges". A la vista de algunos resultados recientes, su profesión tiene futuro.
De pequeño le hablaban en inglés y en konkani, idioma oficial de Goa. De ese estado de la India, colonia portuguesa hasta 1961, es originaria su familia, lo que explica el apellido luso y las creencias católicas de los suyos. Leslie nació en Bombay, 400 km al norte. Creció en un barrio pobre, más en la calle que en la única habitación que hacía funciones de hogar a su familia de cuatro hermanos, padre, madre, abuelo y tío.
Fue el trabajo de su pareja el que lo trajo desde Irlanda a las rías gallegas
Anxo Lorenzo le encargó que pasara al inglés temarios de la Universidad
Por temporadas, cambiaba la densidad saturada de la ciudad por el espacio infinito de los campos de arroz de Goa. Pastoreaba el ganado en compañía de su abuelo, mientras el viejo, que había sido marino, le hablaba del mar. "Yo me sentía libre en las playas de Goa". En esos años, el lugar se convirtió en un destino hippie: "La gente de allí, por el trato con los portugueses, tenía un carácter acogedor y hospitalario con los extranjeros; las casas estaban abiertas, y el que pasaba podía comer". En la actualidad, las cosas han cambiado: "Las multinacionales del turismo han tomado la zona, y en las playas, que ahora son privadas, no se pueden bañar los lugareños".
Tras especializarse en Zoología Marina y Oceanografía, enseñó Ciencias del Mar durante dos años en la Universidad de Bombay, antes de dejar los colores de la India para hacer el doctorado bajo el cielo plomizo de Irlanda. "Aquello fue un choque brutal: pasé de vivir a casi 40 grados a medias de sólo 6", recuerda. Leslie buscó acogida en la comunidad católica irlandesa y se instaló con una familia de Galway. "Cuando llegué allí, todas las personas me parecían iguales: pelirrojas y muy blancas". Pero acabó adaptándose bien a los irlandeses, aunque no así a su clima. Tal vez para entrar en calor, hacía mucho deporte: "Llegué a ser campeón de 110 metros valla de Irlanda". En esos años se ganó también a su novia, una extremeña que estudiaba Humanidades, con la que acabaría casándose.
Su tesis doctoral se centró en el estudio de las corrientes y la circulación de agua en el estuario del río Shannon. "Es una zona muy parecida a las rías gallegas", explica Leslie. Pero no fue la similitud del paisaje lo que le trajo a Galicia, sino el trabajo de su pareja, que respondió a un anuncio en el que se ofrecía un puesto en una academia de Vigo.
Leslie llegó un año después, decidido a quedarse. Cambió de clima, de ciudad y de profesión. Una empresa de Vigo llamó a la academia de su mujer pidiendo un traductor para poder aclarar con una empresa de Dinamarca un pedido que siempre llegaba mal. Él lo resolvió con sólo una llamada, y así empezó en el oficio. Hasta años después, no consiguió convalidar sus estudios de Oceanografía.
Tras una etapa como profesor en la Universidade de Vigo, en 1992 Leslie dio el paso para establecerse como empresario y montó Sprint, una firma especializada en traducciones y cursos de idiomas. Sus clientes son, sobre todo, empresas. Como anécdota, recuerda que hace tres años el actual secretario general de Política Lingüística, Anxo Lorenzo, le encargó la traducción de varios temarios universitarios al inglés: "Quería que la Universidade de Vigo fuera más competitiva enseñando en inglés". Leslie, hizo un curso de gallego y está aprendiendo la lengua para hablarla con sus vecinos. Personalmente, está convencido de que "los idiomas están para comunicar, no para dividir".
"Mi vida está en Galicia", asegura. Leslie huye de guetos: en Irlanda convivió con los irlandeses y aquí hizo lo mismo con los gallegos. Está muy integrado, e incluso es miembro de la asociación de vecinos de Mos, donde ha construido su casa.
Siempre se sintió bien acogido: "Cuando entraba en cualquier lugar me miraban por el color oscuro de mi piel, pero por curiosidad, no por racismo". Dice que aquí hay un desconocimiento de lo que es en realidad la India: "Existe una visión de la India pobre que no se corresponde con la realidad, la de una potencia emergente que apuesta por la tecnología". Es un lugar que mira al futuro.
Y en ese futuro, tal vez Leslie regrese: "Sueño con la jubilación en Goa, rodeado de toda aquella calma". Si el progreso y el turismo no lo destruyen antes.
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