Tras la bombilla, el enchufe

Sumidos en el creciente desempleo y un miedo al futuro que ha disparado el nivel de ahorro de las familias, el Gobierno de España ha decidido hacer una entusiasta apuesta por el nuevo icono de la modernidad. El denominado Plan integral del coche eléctrico se ha marcado como objetivo que en 2014 circulen ya hasta 250.000 vehículos que ni usarán carburantes ni, por tanto, contaminarán el aire que respiramos.

El ministro de Industria, Miguel Sebastián, que repartió millones de bombillas de bajo consumo, es el principal impulsor de los nuevos ingenios. Su fe es inquebrantable: "El coche eléctrico es bueno para el bolsillo de los ciudadanos, bueno para la renta y el empleo europeo, y va a ser bueno para el planeta por su repercusión medioambiental". Le secundó ayer el presidente del Gobierno: "Es la senda por la que tiene que transitar la industria española en el futuro". Zapatero incluso auguró un abaratamiento de la electricidad, lo que sólo será posible si las compañías reducen las tarifas.

La apuesta cuenta con el apoyo de las grandes empresas españolas (constructoras y de energía en su mayoría) y es posible que los ciudadanos se rindan a sus encantos. El mercado está maduro. Este mes de marzo, el modelo Prius de Toyota ha sido el más vendido en Japón, a pesar de los fallos en los frenos y aceleradores de diversos modelos del fabricante que le han valido una enorme multa en EE UU.

A los conductores nipones parece haberles pesado más el carácter híbrido del Prius que sus presuntos problemas de seguridad. Todo sea por el medio ambiente, o por dar en las narices a los estadounidenses. En España, las matriculaciones han vuelto a repuntar. También preocupa el cambio climático, pero lo último es quedarse sin coche. De modo que si es eléctrico, mejor que mejor porque llegará subvencionado y repostar será mucho más barato. Los expertos dicen que las grandes corporaciones y organismos públicos serán los primeros en introducirlos en sus flotas, que requerirán una amplia red de recarga. Pero el Gobierno ya está en ello. Tras las bombillas, aseguran, llegarán por miles los enchufes.