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A Pekín no le va el 'pop rock'

El Gobierno chino veta a Bob Dylan en otra muestra de su intransigencia ante las visitas de artistas extranjeros - El cantante decide anular su gira asiática

Diego A. Manrique

El Gobierno chino acaba de dar un disgusto a los seguidores asiáticos de Bob Dylan. Se han denegado los permisos para sus conciertos en Pekín y Shanghai, con lo que finalmente se ha cancelado toda la gira prevista, que también incluía paradas en Hong Kong, Corea del Sur y Taiwán. Según el promotor, Jeffrey Wu, el principal interés de Dylan residía en actuar en la China continental. Hace pocas semanas, Dylan actuó por Japón, pero conocer el gigante del sureste de Asia resultaba atractivo para un cantautor que se pasa la mayor parte del año en la carretera.

Aparentemente, las autoridades comunistas temen que los visitantes usen los escenarios para criticar sus políticas internas. Fueron pocos los ciudadanos chinos que supieron que Bjork, cantando en Shanghai en 2008, terminó su Declare independence con gritos de "¡Tíbet, Tíbet!". Pero la islandesa fue duramente criticada por herir "los sentimientos del pueblo chino". Desde entonces, se aplica un filtro fino a las propuestas de conciertos de artistas occidentales.

Björk, Oasis y los Stones han sido otras de las bestias negras de la censura

Cualquier solista o grupo con simpatías por la causa tibetana es prohibido. Se comprobó en 2009, cuando se impidió que Oasis actuara en Shanghai. Los servicios de inteligencia detectaron que Noel Gallagher había aparecido en 1997 en un concierto multitudinario celebrado en Nueva York, bajo el tema Tíbet libre, en compañía de Radiohead, Blur y U2. Típicamente, Gallagher no recordaba nada de aquel evento; ni siquiera opina sobre el contencioso del Tíbet. Pero las nuevas reglas parecen pensadas para los participantes en esos conciertos: "Aquellos artistas que toman parte en actividades que dañan la soberanía de nuestra nación, no podrán actuar bajo ningún concepto en China".

Hasta el incidente de Bjork, los gobernantes chinos se contentaban con ejercer sus poderes de censura. Los Rolling Stones, que pasaron décadas intentando abrir el mercado chino, sufrieron esos bandazos. En 1979, se presentaron ante la Embajada de la República Popular en Washington definiéndose como campeones de las masas proletarias, azotes de la clase alta y otras exageraciones. Recordaba Mick Jagger el siguiente paso en una entrevista en este periódico: "Me reuní con el embajador y no pude aguantar su hipocresía: un régimen que mató a 70 millones de sus ciudadanos por decisiones disparatadas de Mao y que me ponía objeciones a letras que tratan de sexo... ¡por favor! Y todavía yo no sabía los resultados de otras barbaridades que Mao puso en marcha, como el Gran Salto Adelante".

Con el tiempo, Jagger moderó su indignación. Los Rolling Stones tocaron allí en 2006, tras eliminar de su repertorio canciones de contenido erótico como Honky tonk women, Brown sugar o Let's spend the night together. No hubo margen para disturbios: los altísimos precios de las entradas garantizaban que la mayoría de los asistentes fueran residentes extranjeros en China; en general, los nativos presentes eran novias y esposas de occidentales. El único atisbo de heterodoxia fue la invitación a que subiera al escenario uno de los pioneros del rock local, Cui Jian, en otros tiempos perseguido y actualmente tolerado.

En el caso de Dylan, cabe imaginar que temen al autor de Blowin' in the wind y otras piezas denominadas "de protesta". Craso error: Dylan ya no usa ese cancionero para agitar a su público. Puede tocar la antibelicista Masters of war durante la primera guerra del Golfo o ante los cadetes de la academia militar de West Point, pero se trata de facturar mensajes para enterados. Además, no parece que Bob se incomode por los modos con que las superpotencias adquieren territorio: recientemente defendía la moralidad de la anexión estadounidense de Tejas y otras partes de México, a mediados del XIX.

Bob Dylan, el último vetado por Pekín, durante un concierto en Barcelona.
Bob Dylan, el último vetado por Pekín, durante un concierto en Barcelona.VICENS GIMÉNEZ

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