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El cristianismo puro de África desembarca en el Año Santo

Luís Gabú retrata las peregrinaciones en Etiopía y Eritrea

Después de caminar durante semanas, el peregrino reza por fin en alguna de las once iglesias de Lalibela, en el norte de Etiopía. El fotógrafo coruñés Luís López Gabú quería mostrar, en pleno Año Xacobeo, la peregrinación de los cristianos coptos de Etiopía y Eritrea, los primeros del continente en abrazar esta fe, más tardía en el resto de África. "Lalibela es la Compostela africana", aventura Gabú, cuyas imágenes se exponen hasta el 4 de julio en la Casa da Parra y el Museo das Peregrinacións de Santiago. Cristiáns puros de África es el resultado de un mes y medio de trabajo y muchos más de documentación y tanteo del terreno para ganarse la confianza de los devotos.

A Gabú, apasionado del arte tribal africano, le conmovió la historia de los cristianos coptos, rodeados de fieles musulmanes, y enseguida quiso retratarlos. No pretende ser objetivo, sino "actuar con la realidad y darle forma". La austeridad de las iglesias etíopes y el vestuario de los fieles, blanco para los oficios religiosos, le hizo pensar en una comunidad anclada en el pasado, -"es como volver a la época de Jesucristo", dice- que ha conservado imperturbables sus costumbres.

Lalibela y Santiago fueron centros de la cristiandad en el mismo siglo

Gabú fotografía a los peregrinos sorprendidos por una tormenta a medio camino, a los que besan la puerta del templo al llegar o a los que se refugian en la Biblia en los descansos. En Cristiáns puros de África abundan las cruces pintadas con arcilla blanca en las frente de los fieles y los instantes de recogimiento en el interior de las iglesias. Gabú capta también una imagen descrita mucho antes por el reportero polaco Ryszard Kapuscinski en Ébano: la multitud agolpada frente a la iglesia de San Jorge, uno de los once templos que el rey Lalibela mandó cavar en la roca en el siglo XII, el mismo en el que el Mestre Mateo acabó el Pórtico da Gloria. Los dos templos, el etíope y el gallego, nacieron prácticamente a un tiempo y se convirtieron en centros de la cristiandad. De Lalibela Kapuscinski decía que si no era la octava maravila, debería serlo. Desde 1978 las 11 iglesias son Patrimonio de la Humanidad.

No es la primera vez que él fotógrafo coruñés se fija en las comunidades religiosas de África. Lo hizo en 2008 al introducirse en las madrasas somalíes, las herméticas escuelas del Corán. O antes en Haití - "África en el Caribe"-, donde dedicó cinco años a fotografiar el culto al espíritu Ogin Ferrie, representado por Santiago Matamoros. Incluso le debe su nombre artístico al continente negro: Gabú es una ciudad de Guinea Bissau que el fotógrafo coruñés visitó a finales de los 90, cuando el país vivía sumido en una sangrienta guerra civil.

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