Una Barbie provocadora
En la sala Miguel Hernández de la Universidad de Alicante, la artista Andrea Cano
y el fotógrafo Manuel Antonio Velandia proponen un acercamiento heterodoxo a la muñeca Barbie en la exposición Invisibles: naturalezas transgresoras, que ha organizado la asociación de gays y lesbianas Decide-T. La muestra no está autorizada para menores, y es que lo que allí se cuenta es que Barbie ha decidido someterse a una operación de cambio de sexo. Ahí está, pues, tan radiante como siempre, con sus finos rasgos, los ojazos y las pestañazas, su espectacular melena, los delgados brazos
y las largas piernas,
sus manifiestas curvas (los senos, las caderas, el culo) y... un pene.
La muñeca Barbie se presentó oficialmente en una feria internacional dedicada al juguete
el 9 de marzo de 1959. Llevaba para la ocasión el pelo rubio y lucía un bañador de piel de cebra. La idea de proponer
a las pequeñas que jugaran con una mujer adulta en vez de con
un bebé (o como mucho, un crío) había sido de la esposa del dueño de la firma Mattel. Observó que su hija se entretenía cambiando de ropa a algunas de sus muñecas, y pensó que ahí había negocio.
Los que han defendido a Barbie han argumentado
que su estilo es el
de la nueva mujer: moderna, emancipada, independiente, libre. Los que la critican observan exactamente lo contrario, que consagra el arquetipo de mujer objeto que, más que liberar, ha condenado al llamado sexo débil a seguir siendo débil por una larga temporada más, sólo que luciendo un formidable tipo y una boquita sensual.
Y sometida a una dictadura perfecta, como podría decir cualquiera de los que sostiene que el afán de parecerse a su muñeca Barbie ha estropeado
la vida de un sinfín
de señoritas. Y es que Barbie siempre representó el éxito en estado puro, si es que el éxito en la vida consiste en tener esos cabellos y ese vestuario. Y por lo visto, para mucho(a)s consiste exactamente en eso. La aparición de esta Barbie transexual, por tanto, invita a pensar dos cosas. Una, que el cambio de sexo podría dejar de ser algo tan traumático y formar parte de la normalidad. Y dos, que quienes se han operado lo tienen crudo: un régimen estricto y mucha gimnasia, y a trabajar duro
para alcanzar
la impecable línea de Barbie: el éxito.
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