Ataque lateral
Tanto los carrileros del Barça como los del Arsenal destacan por su vocación ofensiva y su influencia en el juego colectivo
Hay dos detalles que explican la influencia de los laterales en el Barcelona de Pep Guardiola. Por un lado está el carrilero derecho Alves, a quien el técnico exigió que se retrasara en la ejecución de un saque de banda ante el Mallorca para provocar una tarjeta amarilla, cumplir el castigo por acumulación de amonestaciones contra el Athletic y llegar limpio al duelo con el Madrid. Por otro está Abidal, siempre en la izquierda de la retaguardia, que no tiene el alta médica, pero viajó a Londres. "Nadie se queda aquí. Así que lo mejor es que vayas con todos para entrenarte", le dijo Guardiola el lunes en la ciudad deportiva. La otra razón es que es un jugador apreciado por el grupo. Siempre de buen humor, contagia alegría. Y, quién sabe, quizá se recupere milagrosamente como ante el Madrid y el Inter, cuando sufría la gripe A y tenía molestias musculares, problema resuelto con el té antillano de su abuela. "Lleva tiempo fuera, pero las sensaciones son buenas", aclaró Guardiola.
Los 'gunners' casi siempre salen por las alas en corto y por el centro en largo
Si no está Alves, juega Puyol; si Abidal es baja, sale Maxwell, aunque siempre queda el comodín de Puyol. Pero todos tienen la misma función, similar a la de los laterales del Arsenal. Por eso el Barça ganó una Copa de Europa (2006) con dos carrileros gunners, Van Bronckhorst y Sylvinho.
Subrayados en rojo y señalados como futuribles, en la agenda del Barça aparecen ahora los franceses Sagna (1983) y Clichy (1985). Sagna es feroz, siempre en combustión y con la mirada puesta en el banderín del córner rival. Recorre la banda con diligencia y se corrige con frecuencia, siempre escudado en su potencia. Clichy también sube, pero maneja mejor los tiempos, consciente de lo que deja a sus espaldas: el Arsenal ataca con seis jugadores. "La defensa actúa cerca del centro del campo. Se presiona, se empuja", destaca Van Bronckhorst, que fue reciclado por Arsène Wenger como lateral cuando en el Feyenoord y el Glasgow Rangers actuaba de interior. "Con Wenger sabías que la mirada iba al frente, con la intención de robar rápido, manejar el balón, dar amplitud al juego y probar la carrera", amplía Sylvinho.
No ha cambiado su filosofía el Arsenal, siempre a las órdenes de Wenger, que ya contabiliza 14 años en el club. La diferencia con el Barça, en cualquier caso, radica en que los centrales no tienen tan buen pie. Mientras Piqué es un punto de partida, ramificado por los dos costados, el Arsenal casi siempre sale por las alas en corto y por el centro en largo. En el aspecto defensivo, sin embargo, vuelven las similitudes, siempre con las líneas avanzadas. La presión es conjunta y no acepta fisuras. "Allí aprendí a defender porque en Brasil atacaba", resalta Sylvinho. "Wenger quería que el rival se preocupara de nosotros", apunta Van Bronckhorst, "pero se defendía en grupo para que no nos provocaran los dos contra uno".
En el Barça se procura lo mismo, siempre pendiente de las correcciones del mediocentro o el volante más cercano al lateral que sube. Sagna, Clichy y Alves son fijos para hoy. Maxwell parece el recambio de Abidal. "Con los pies es buenísimo y también brilla en la táctica", dice Vermaelen, central gunner que compartió vestuario con Max en el Ajax. "Maxwell nos ha aportado mucho siempre que ha jugado", remata Guardiola.
Juegue quien juegue, habrá que seleccionar las subidas y no fallar los cortes.
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