"Renunciamos a los hijos y nos dimos a África"
Angela Fisher y Carol Beckwith llegan a la cita con África por bandera. Beckwith, la de pelo encrespado, luce estilo colorista y tradicional. Fisher, más moderna, joyas inspiradas en originales africanas y orientales. En fin, que no pasan inadvertidas en el vasco en el que hemos quedado siguiendo una sola pista: quieren comida española.
¿Que qué edad tienen? Buena pregunta. A modo de respuesta, lanzan un misterioso "llevamos 30 años trabajando juntas". Atando cabos, la cuenta da entre 55 y 60 años.
A finales de los setenta ambas llegaron a África por distintos motivos. Beckwith, originaria de Boston (EE UU), con una beca para artistas. Fisher, nacida en Australia, para ampliar sus estudios de sociología. "Un día, el padre de Carol la invitó a un viaje en globo para que pudiera retratar a los masais desde arriba", empieza Fisher. "Y adivina quién pilotaba: mi hermano". "Era un chico muy guapo", continúa Carol Beckwith. "De pronto, me miró fijamente. Mi corazón latía fuerte. Y me dijo: 'Quiero que conozcas a mi hermana".
Ambas fotógrafas llevan 35 años retratando ritos de tribus africanas
Desde entonces, han retratado las ceremonias de 150 tribus de 40 países africanos. "Nos dimos cuenta de que estábamos enamoradas de los ritos tradicionales y decidimos dedicar nuestra vida a retratarlos antes de que desaparezcan", dice Fisher, que está embelasada con la sopa. La idea suena bonita, pero ¿cómo se financia un proyecto de esa envergadura? "Al principio nos daba vergüenza pedir dinero, pero hemos aprendido", empieza Beckwith, que acaba de sumarse al vino tras catar el de su amiga. "Tenemos una fundación y 27 donantes individuales que creen en nuestra labor".
Carol y Angela no son pareja, aunque sí pasan casi todo el año juntas. Durante seis meses comparten casa en Londres, mientras preparan sus viajes. Angela ocupa la segunda planta, Carol la del bajo. La de en medio hace de oficina. Los seis meses restantes los dedican a retratar África. Tienen novio, pero no descendencia. "Renunciamos a los hijos para entregarnos a África".
Calculan que el 40% de los ritos que han fotografiado han desaparecido, de ahí la importancia de su tarea, por la que han recibido un premio de la Sociedad Geográfica Española. "Occidente lo está invadiendo todo", alertan. Y adelantan que buscan museo o universidad interesado.
Mientras rebañan la ensalada, les pido que elijan una anécdota. Se hablan al oído, se guiñan y se lanzan: "Tras fotografiar a una tribu siempre preguntamos si hay algo que podamos hacer para mejorar sus vidas. ¿Medicamentos? ¿Material? Un líder surma nos dijo: 'Enseñarnos los pechos'. Ellos iban todos desnudos y nos pareció justo. Así que a la de tres nos subimos la camiseta. Después, él describió al resto lo que había visto. 'Una de ellas', dijo, 'tiene los pechos grandes y abiertos. Esa está casada y tiene hijos, no hay que tocarla. Pero la otra los tiene pequeños y respingones, esa está disponible para todos". ¿Y cuál era cuál?, sale sola la pregunta. "Ah... Eso queda a la imaginación de cada uno".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.