Una derrota devastadora
El Caja Laboral pierde por inferioridad manifiesta el primer asalto ante el CSKA
Cada partido tiene dos pronósticos: victoria o derrota (el empate no existe en el baloncesto), pero ni la una ni la otra son siempre iguales. Ciertamente, vale igual aritméticamente ganar por uno que por 100 en una eliminatoria a cinco partidos, pero las consecuencias no son idénticas. El problema para el Baskonia es que perdió tres veces: una, en el marcador; otra, en la contundencia del resultado (86-63), y otra, la más importante, en la sensación que se llevó de ser muy inferior al CSKA, que ya no es el que era, pero al que le sobró con lo que tiene para devastar al equipo de Ivanovic.
Ya habría firmado el Caja Laboral perder por una canasta de Siskauskas en la última décima de segundo. Así te vas rabioso, encorajinado y demás sinónimos que actúan como hormonas de crecimiento para el siguiente partido. Pero se fue dolido, con una estocada en lo más alto, que le va a exigir rescatar el orgullo y el coraje que le convertieron en un clásico de la final a cuatro de la Euroliga.No partirá de cero, pero casi. El CSKA le ha ganado 12 de los 15 partidos que han disputado.
CSKA MOSCÚ 86 - CAJA LABORAL 63
CSKA Moscú: Planinic (6), Langdon (11), Siskauskas (13), Kaun (10) y Khryapa (14) -cinco inicial-; Holden (6), Vorontsevich (15), Sokolov (2), Kurbanov (6), Ponlrashov (3), Keyru (-) y Zabelin (-).
Caja Laboral: Ribas (3), Herrmann (7), San Emeterio (11), Teletovic (11) y Barac (-), -cinco inicial-; Splitter (10), Huertas (7), English (8), Oleson (6), Eliyahu (-) y Singletary (-).
Arbitros: Voreadis (Gre.), Christodoulou (Gre.) y Latisevs (Let.). Sin eliminados.
3.900 espectadores en el Universal Sports Hall de Moscú
La estadística puede más que el arte y el CSKA, con las herencias de Messina, aunque con algunos otros jugadores, le dijo al Baskonia desde el principio que no había nada que hacer. Ciertamente, el equipo de Ivanovic decae sobremanera sin Splitter o, al menos, sin Splitter en su plenitud. Es otra cosa. Puede ganar, pero le cuesta más. Sin Splitter, es decir, sin juego interior, todo se basa en la muñeca de sus tiradores. Splitter jugó lo que pudo, con cuidado y con más actitud que acierto. Así que todo quedaba al pairo del trío Teletovic-Oleson-English desde fuera de la línea. Y eso duró un cuarto, el que resistió el Baskonia, a base de triples, el empuje del conjunto moscovita.
El 24-19 del primer cuarto, visto lo visto, era un brindis a la esperanza. Pero no era tiempo de brindis. Y el champán dio paso a la cazalla. Siskauskas es un especialista en golpear a los equipos españoles y un habitual de los quintetos ideales en las grandes competiciones. Tiene de todo y falla poco. Los demás le acompañaban por fuera y por dentro y los tres cuartos restantes fueron un paseo militar para los de Pashutin, que se fueron a los 20 puntos de ventaja y manejaron los tiempos, las canastas, el ritmo y el pulso del duelo hasta el final.
El asunto para el Baskonia es superar el mazazo psicológico que le propinó el CSKA de su ex jugador Planinic, con menos figuras, pero más hecho. Quizá desde el segundo cuarto sólo tuvo en la cabeza no caer en la condición de sparring, sino de contrincante que no ha tenido su día.
El orgullo le ha dado al Caja Laboral muchas victorias. A veces, por encima de su potencial. Lo va a necesitar. Siskauskas, Holden y Langdon son tipos que se exhibieron ayer en demasía, especialmente el segundo y el tercero (el otro se sale sin mucho esfuerzo), algo que deberán evitar en el partido de mañana para que no caiga la segunda derrota, que obligaría a una triple victoria consecutiva, siempre poco probable.
La paliza fue importante. Ahora hay que valorar los daños, recobrar la autoestima. Tantas derrotas ante el CSKA marcan cualquier enfrentamiento entre ambos equipos. Así que tendrá que recuperar el Caja Laboral el espíritu del Baskonia.
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