Un 'reality' para Palin
La ex gobernadora pide 1,5 millones de dólares por episodio
Cuentan que una de las primeras ideas de Mark Burnett (Londres, 1960) cuando decidió dedicarse al negocio de los realities fue adquirir un viejo Boeing 747, llenarlo de cámaras, estrellarlo en el desierto y ofrecerlo en vivo y en directo. Burnett ofreció el proyecto a las cuatro grandes cadenas generalistas estadounidenses pero nadie se atrevió a comprarlo. Y eso que los atentados del 11-S contra las Torres Gemelas aún no se habían cometido.
El auténtico bombazo de Burnett llegó en 2000 cuando Survivor, un formato de origen británico cuya adaptación para la cadena CBS batió todos los récords. En España se estrenó con el nombre de Supervivientes. Desde entonces se le considera el gurú de los shows sin guión.
A Sarah Palin, ex gobernadora de Alaska, se la conocía por su intención de convertirse en vicepresidenta de Estados Unidos formando pareja con el senador John McCain en las elecciones que llevaron a Obama hasta la Casa Blanca. Una de las frases más memorables de Palin era aquella en la que afirmaba que en Alaska les bastaba con mirar por la ventana para saber qué estaban tramando los comunistas, ya que su Estado se encontraba a tan sólo unos pocos kilómetros de Rusia.
Como lo de la política no acabó de funcionar, Palin, que es blanco de constantes parodias en la pequeña pantalla, fichó por la cadena Fox como tertuliana. Ahora bien, aquello no le bastó y decidió que había que llegar un poco más lejos. Ahí es donde Burnett vio el filón: los dos acordaron diseñar un reality que reflejara las múltiples personalidades de los habitantes de Alaska, un Estado que a juicio de Palin es un absoluto desconocido. En el programa de telerrealidad, con el título provisional de Sarah Palin's Alaska, se visitaría una mina de oro o se acompañaría a un barco de pescadores en su faena diaria.
De momento no hay luz verde, pero Hollywood Reporter y Variety, dos medios fiables, afirman que los canales por cable A&E y Discovery estarían interesados en el formato. Lo único que falta para rematar el trato es que Burnett y Palin rebajen sus pretensiones financieras: un millón y medio de dólares por entrega (1,1 millones de euros), cantidad que no parece muy realista en tiempos de crisis.
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