De regreso, 74 años después
La Asociación de la Memoria Histórica entrega a sus familias los restos de dos represaliados cambadeses
Las familias de Castor Cordal y Ramón Barreiro cerraron, al fin, un círculo trágico que comenzó en septiembre de 1936 con la detención y asesinato de los dos jóvenes a manos de los falangistas. Solo ahora, cuando han pasado casi 74 años, pueden enterrarlos gracias a la exhumación de sus cadáveres llevada a cabo por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH).
El colectivo, a través de una delegación encabezada por su vicepresidente, el escritor berciano Santiago Macías, les entregó ayer sus restos mortales en un acto civil celebrado en el Auditorio Municipal de Cambados ante más de un centenar de personas, entre las que se encontraban representantes de todas las fuerzas políticas de la corporación local (PP, en el gobierno y PSOE y BNG, en la oposición).
"Hoy me acuerdo de mi padre, que nunca olvidó a su hermano"
"Nos enorgullece que hayan estado todos porque nos encamina hacia la normalidad y es un gesto terapéutico para las familias, que tienen todo el derecho del mundo a que estos hijos del pueblo regresen con todos los honores", declaró Macías. Por expreso deseo de los allegados de Cordal, electricista de 27 añosm natural de Cambados y afiliado a la CNT, y de Barreiro, escritor de 19 años, procedente de Ribadumia, sendas banderas republicanas cubrían las urnas que contenían sus restos mortales.
Durante el sencillo acto civil, que culminó con un minuto de silencio en memoria de los dos fusilados y una ovación de los presentes, el escritor Manuel Rivas tomó la palabra para "pedir disculpas" a las familias por la tardanza con la que se están llevando a cabo estas restituciones.
En su intervención, Rivas añadió que "personas como Castor y Ramón son los héroes de nuestra libertad, por lo que la sociedad tiene una gran deuda con ellos y con sus familias". Con "alivio y un gran equilibrio interno" describió sus sensaciones el sobrino de Castor, Antonio Cordal. "Hoy
me acuerdo mucho de mi padre, que nunca olvidó a su hermano", dijo.
Las exhumaciones se desarrollaron el pasado mes de octubre en el cementerio de Curro (Barro) y, posteriormente, los restos fueron identificados en el laboratorio de la Asociación de la Memoria Histórica, en Ponferrada. Todo el personal, arqueólogos, antropólogos, técnicos y forenses, trabajó de manera voluntaria en este desenterramiento, al igual que en las once excavaciones anteriores efectuadas en Galicia por este colectivo desde 2004, sin ayuda económica de la Xunta.
"A nosotros el bipartito nunca nos ayudó en nada, porque las exhumaciones sólo les interesaron casi al final del mandato, después de firmar un convenio deprisa y corriendo", recuerda Macías, "así que ahora estamos como estábamos antes". "Se hicieron otros actos, que también compartimos, pero creemos que mientras haya personas en las cunetas, nuestra primera obligación es sacarlas de ahí y devolverlas a sus familias".
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