Derechos humanos según convenga
El pasado viernes 12 de marzo la edición digital de su periódico informaba sobre la condena a 1.000 latigazos impuesta a un joven en Arabia Saudí por haber colgado en YouTube un vídeo de contenido homosexual.
Ante una violación tan flagrante de los derechos humanos más elementales, esperaba encontrarme al día siguiente con la condena contundente de tales hechos, especialmente por parte de quienes defendieron hace poco, con justa vehemencia, el respeto a los derechos de la sufrida disidencia cubana. Sin embargo, hasta el momento, no ha habido -ni parece que vaya a haber- minuto de silencio ante la sede del Partido Popular, ni condena del Parlamento Europeo. Tampoco se vislumbran críticas al Gobierno por mantener las relaciones con el reino saudita -lo cual seguramente redunda en la indignidad de su política exterior, a decir de un renombrado politólogo-. Dada esta incomprensible indiferencia, es inevitable pensar que, quizá, quienes ayer se rasgaban las vestiduras por la muerte de Orlando Zapata, hoy se tientan la ropa ante los atropellos en el país líder en exportación de petróleo.
De ser así, les pido a los ocasionales defensores de los derechos humanos que en lo sucesivo aclaren a la cándida audiencia que sólo se dedican a tales menesteres cuando sale barato.
