El descanso del guerrero
El Guernica no se mueve más. El martes se reunió el patronato del Reina Sofía con la intención de pronunciarse sobre la posibilidad de que el cuadro se trasladara de nuevo. La propuesta, que nunca ha llegado a ser formal, planteaba que la obra de Picasso compartiera espacio en el Salón de Reinos del Museo del Ejército con Los fusilamientos del 3 de mayo, de Goya, y con La rendición de Breda,de Velázquez, dentro de un ambicioso proyecto sobre la mirada de los artistas a la guerra y la paz.
En cuanto el PNV y EA supieron de la iniciativa insistieron en una ya vieja reclamación del Gobierno vasco: que se exhibiera en las proximidades del lugar donde se produjeron los terribles bombardeos. La ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, fue rotunda al afirmar que sobre el Guernica decide el patronato del Reina Sofía. "Lo que diga es definitivo". El no es, pues, definitivo.
Pablo Picasso pintó la enorme tela por encargo de la República para la Exposición Universal que se celebró en junio de 1937 en París. La maestría con que supo recrear el horror que provocó en Gernika en julio de ese año la Aviación alemana que peleaba junto con Franco, convirtió su obra en un icono del siglo XX.
Muy pronto, el Guernica se puso a viajar, como un guerrero infatigable que batalla por la paz. En 1938 estuvo en Oslo, Copenhague, Estocolmo y Gotemburgo, y de ahí se trasladó al Reino Unido: Londres, Leeds, Liverpool y Manchester. En 1939 hizo una gira por Estados Unidos y, en 1940, otra más (esta vez en una retrospectiva sobre el artista). En 1953 recaló en Italia, y luego fue a Brasil. Vuelta a Nueva York en 1954 y nuevo tour en 1955: siete ciudades europeas. Se había enrollado unas 50 veces cuando en 1957 los expertos lo intervinieron en el MOMA por primera vez para curar sus heridas. Picasso pidió entonces que no se moviera más.
Parecía que, como los beatniks de aquellos años, estaba todo el rato en la carretera. En 1974 un grafitero le escupió unas ráfagas de pintura. Hubo que tocarlo. Luego ya vino a España en 1981. Lo colocaron en una urna (por si acaso) en el Casón del Buen Retiro. En 1992 lo llevaron bajo una manta antibalas al Reina Sofía. Lo han operado cuatro veces de sus cerca de 140 heridas. Es la hora del descanso.
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