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Entrevista:FARRUQUITO Bailaor

"Ahora disfruto más del baile"

Para los que le conocen, José Manuel Fernández Montoya, Farruquito, ha cambiado tras su paso por la cárcel, donde cumplió condena por homicidio imprudente. Es un cambio que se plasma en un baile menos arrebatado, más contenido y sereno, aunque el primigenio furor sigue asomando en su espectáculo y el frenesí de su zapateado se mantiene intacto. "Ahora disfruto más del baile, quizá porque durante un tiempo no lo tuve", afirma este joven menudo y enjuto en cuyos negros ojos se vislumbra la sombra de la tristeza. Pero, a ratos, su mirada se ilumina, en especial cuando explica cómo crea. Hoy presenta en el Liceu Puro, el espectáculo con el que ha regresado a los escenarios, solo, sin su familia, como sucedía antes. De ahí el título, dice, "porque es verdad 100%, porque es sólo mío, porque es puro Farruquito".

El artista presenta hoy en el Liceu 'Puro', creado mientras cumplía condena

Pregunta. Presentó este espectáculo en abril del año pasado en el Palau de la Música. ¿Se quedó el público con ganas de más Farruquito?

Respuesta. El espectáculo ha evolucionado. Hemos cambiado cosas musicales y artísticas. Soy de los que le gusta ir viendo cómo funciona cada baile, cómo reacciona el público, qué gusta más y qué gusta menos y cómo me siento yo mismo con cada palo. Ahora la obra está mucho más perfilada.

P. ¿De qué manera prepara un espectáculo?

R. Artistas somos todos, los que han estudiado y los que, como yo, lo llevan en los genes. Soy de los que a la hora de crear me dejo llevar por el momento, por lo que siento.

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P. Puro es un espectáculo del que firma la coreografía, la música y las letras. Su faceta de músico se conoce poco.

R. Hago un poquillo de todo. Aunque lo mío es bailar. Pero cuando tengo una idea se la explico a mi gente y como son un peazo de músicos lo llevan a su terreno y con mis ideas hacen maravillas.

P. ¿Se ve haciendo otra cosa que no sea bailar?

R. Si no hubiese sido bailaor, sé que sería músico.

P. Usted empezó a bailar en público cuando tenía sólo cinco años. ¿Siente que se ha perdido algo con tanta precocidad?

R. Todo lo contrario. Mis hermanos, que también son artistas, y yo hemos vivido a tope. Ser artista es muy bonito, porque constantemente estás regalando a la gente momentos bonitos. No perdemos nada, aprendemos y ganamos muchas cosas.

P. ¿Qué opina de la modernización del flamenco?

R. Hay cosas que son flamenco y otras que no. Hay muchos artistas actuales que han contribuido a acercar el flamenco al público y les tenemos que estar agradecidos, pero también hay muchos que confunden al público ofreciendo espectáculos que llaman de flamenco y que no tienen nada de él.

P. Se le considera el heredero del gran Farruco, su abuelo, ¿cómo lo lleva?

R. Tengo 27 años y todavía mucho por aprender. El flamenco no es una técnica que uno pueda decir que ya domina. Eso no existe en el flamenco. Hoy bailas muy bien y mañana puedes hacerlo muy mal, aunque el público no lo vea así. Y no hablo de técnica, hablo de lo que la gente llama inspiración.

P. ¿El duende?

R. El flamenco no seguiría tan vivo como está sin duende. Porque el flamenco es en el 90% inspiración, y cuando te llega te tiene que coger trabajando.

P. Creó este espectáculo mientras cumplía condena, ¿verdad?

R. Sí. Escribí lo que sentía, lo que me ocurría, grabé cositas y cuando me di cuenta el espectáculo ya estaba montado.

P. Los que lo han visto aseguran que ha usted ha cambiado.

R. Es un espectáculo diferente de todo lo que había hecho antes. Las letras, la puesta en escena, la manera como disfruto de cada música, el paso de un baile serio a otro un poco más alegre. Es el reflejo de como soy ahora.

P. ¿Prepara algo nuevo?

R. Un espectáculo que estrenaré en la Bienal de Flamenco de Sevilla.

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