Del antiguo arrabal

Situado extramuros al norte de la ciudad, quedaba articulado por los caminos hacia la huerta y el de salida a Alcoi. Su origen es del siglo XVII, aunque en la siguiente centuria fue cuando tuvo la mayor expansión, tras la implantación de centros asistenciales. Entre otros, el hospital del Rey, el provincial, el palacio del Obispo con la Casa de Misericordia.

Por motivos preventivos de carácter defensivo fue demolido durante la Guerra de la Independencia. Fue reconstruido en las décadas siguientes, conforme a un proyecto de inspiración académica. Se siguió la morfología muy divulgada con manzanas muy alargadas y estrechas, incluyendo parcelas de superficies regulares, donde prima la mayor profundidad con respecto a la longitud en la alineación de la fachada, que sirvieron de soporte a viviendas modestas de una o dos plantas. Se lograron en su conjunto indudables mejoras, resultado de la coherencia interna y conservando los equipamientos iniciales. Tras la exclaustración, las propiedades de la Iglesia Católica fueron adaptadas instalando la fábrica de tabacos, auténtico acontecimiento laboral con repercusión en el ámbito comarcal, que vino a revalorizar su entorno urbano. La coherencia y aspecto homogéneo se alteró a medida que el barrio desarrolló, de manera espontánea, el borde de levante hacia las cotas más elevadas del Benacantil.

La demolición de las murallas y la aprobación del Plan de Ensanche pusieron de manifiesto la dificultad en la articulación entre el vértice del barrio en su encuentro con la ciudad, ahora abierta. Se plantearon diversos proyectos urbanos para solucionar esas carencias. Entre otras la nula comunicación de la Rambla con la calle de San Vicente, así como entre éstas y la avenida de Alfonso el Sabio, en especial la insólita terminación de la avenida frente a la ladera del Benacantil. Entre los proyectos, plazas circulares no realizadas, la prolongación de la Rambla hacia el Norte, con el esventramiento de una parte de la trama existente, el intento durante la década de 1950 de llevar a cabo un túnel atravesando el Benacantil, que buscaba la comunicación con la avenida de Dénia, solo llevado a cabo con la realización del tranvía. De otro lado, la construcción de la actual avenida de Jaime II, que discurre por la ladera del monte, a modo de vía rápida, vino a facilitar la agilidad urbana a escala de ciudad.

Aunque la suma de estos aspectos ha constreñido el barrio de San Antón, reducido a núcleo introvertido, en una trama de mayor dimensión. Lo que ha precipitado su degradación de todo tipo, en especial social. Hecho al que, ante nuevas y no tradicionales estructuras edilicias en nuevos emplazamientos, se une la proverbial falta de cultura española en no primar la restauración arquitectónica y la rehabilitación funcional de las tramas urbanas menos favorecidas.

Santiago Varela Botella es arquitecto