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Reportaje:

La falta de luz fue un arma letal

Una mujer fallece por inhalación de humo de un generador eléctrico - La Generalitat y las eléctricas dudan que haya compensaciones económicas

Un generador doméstico de energía puede aliviar el mal trance en un hogar cuando el fluido eléctrico se interrumpe durante varios días, como ha ocurrido en miles de casas de Cataluña a causa del temporal de nieve. Pero también puede convertirse en un arma letal si no se respetan sus normas de uso. Así ocurrió ayer en Ultramort (Girona), presumiblemente por intoxicación de monóxido de carbono procedente de un generador de gasóleo que funcionaba en la planta baja de su casa para hacer funcionar un congelador.

El monóxido de carbono ha intoxicado a más de un centenar de personas desde el lunes en la provincia de Girona. Según el Departamento de Salud de la Generalitat, la mayoría de los afectados sufrían una intoxicación leve y recibieron oxigenación en el centro hospitalario al que acudieron, pero seis pacientes, en estado grave, tuvieron que ser hospitalizados.

Un centenar de personas resultó intoxicado y otras 20.000 siguen sin luz

La muerte de la mujer de Ultramort es hasta ahora la parte más trágica de un temporal que anoche mantenía a más de 20.000 abonados sin luz. "Para más información, llame a Fecsa Endesa". Es la última salida que les quedaba ayer a las recepcionistas del Ayuntamiento de Lloret de Mar, en Girona, cuando algún vecino desesperado se dirigía a ellas a gritos. Llevan cuatro días sin electricidad. Es decir, sin agua caliente, sin calefacción, sin vitrocerámica, sin televisión... Sólo un 1% de las 80.000 personas que se hallan en la ciudad, entre autóctonos y turistas, han recuperado la normalidad gracias a generadores de electricidad. El consistorio ha habilitado una escuela, el pabellón y el centro de ancianos para asistir a quien lo necesita. Anoche se estaba preparando comida caliente para 1.000 personas.

El lunes a las cuatro y media de la tarde se fue la luz. Desde entonces la linterna es la mejor amiga de Pere Garriga, de 57 años. La lleva en bolsillo "para bajar y para subir las escaleras del quinto piso" en el que vive. Pere se ha escapado un momento al bar con su mujer, Soledad Palaudelmas, de 56 años, para tomar algo caliente. El local tiene un generador que les lleva corriente. La situación desborda al matrimonio. "A mi madre, con 87 años, tengo que darle una pastilla para dormir cada noche. A la que se va la luz empieza a gritar: ¡Esto es la guerra!", cuenta ella. Por ahora no se plantean subir al pabellón. Tiran con la lumbre, "aunque acabe con el parqué y nos manche las paredes blancas".

La pregunta ahora es ¿quién paga la factura del caos? La Agencia Catalana de Consumo (ACC) mira hacia Endesa y pide que se le reclame a ella. La empresa tendrá un mes para contestar. Si no lo hace, la ACC podrá empezar a tramitar reclamaciones desde sus oficinas. "El problema es que si se considera que los hechos han sido consecuencia de causa mayor, no habrá obligación legal por parte de las compañías de compensar a los usuarios afectados", explicaron ayer en el organismo.

Al tiempo de estas reclamaciones, los que cuenten con un seguro, deberán comprobar sus coberturas. En el caso de que sea a todo riesgo (o si es empresarial, que incluya los paros productivos por causas ajenas) podrán pedir compensación. Pero en el caso de pymes no habrá mucho que hacer. La mayoría, con la crisis, ha reducido mucho sus pólizas, hasta los servicios mínimos obligatorios. Si las nieves son causa mayor, Endesa no pagará nada. Si al tiempo no se considera un "fenómeno extraordinario", el Estado no pagará nada. Y en medio, los afectados correrán con los gastos del caos.

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