Alibek, pura Mesopotamia
El autor iraquí narra su vida en catalán en 'Arrels nòmades'
Mesopotamia es la escritura cuneiforme, los fonemas, inicio de códigos de leyes, bóvedas y cúpulas... Es el primer gran chispazo de la civilización, fuerza colectiva y espíritu individualista, rebeldía, exigencia, cosmopolitismo, sensualidad. Los catalanes tienen una encarnación perfecta en el filólogo Pius Alibek (Ankawa, Irak, 1955), desde 1981 en Barcelona. Domina y escribe en cinco idiomas (arameo entre ellos) y habla unos cuantos más, pero ha elegido el catalán para explicar a su hija quién es él, de dónde y por qué son diferentes. El resultado: el sorprendente Arrels nòmades (La Campana).
"Hablo a mis dos hijas en arameo y catalán, dos lenguas amenazadas, y a mi esposa, en árabe y castellano, dos coloniales", introduce Alibek para explicar lo del catalán: "Uno escribe aquello que siente y lo expresa como lo siente; mis hijas se explican cuentos en catalán y yo he escrito el libro para mi gente de aquí". Simple, porque, como mantiene como filosofía, "nada complicado es importante".
Esa cosmovisión impregna el oxímoron Arrels nòmades, que no es una retahíla de aventuras, si bien se ve a un Tom Sawyer, inocente anarquista fuera de espacio-tiempo (se apunta a un seminario jesuita), feliz de vivir en un país tolerante. Era antes de que Hussein hiciera envenenar los humedales del sur para castigar a la población, en definitiva antes de descubrir que "religión, civilización y democracia son tres inventos del hombre para reafirmar su absurda superioridad", antes de que Occidente decidiera "entregar Irak a Irán" por la vía de "dejar que se convierta en república islámica shií".
Habla Alibek sentado a una mesa cercana a aquella donde ha escrito el libro, en su restaurante de cocina tradicional iraquí, con leones y palmeras esgrafiados en la pared hechos por él ("son las que hay en el trono de Nabucodonosor"), como la comida. ¿Nombre del local? Mesopotamia.
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