Las tres vidas de una asociación
Una profesora refunda una prestigiosa organización de mujeres universitarias
María Luisa Maillard (Madrid, 1951) tuvo ayer más ajetreo de lo normal. El Día Internacional de la Mujer estuvo cargado de actos para la presidenta de la Asociación Matritense de Mujeres Universitarias (AMMU). Por la mañana y por la noche, sus alumnas de 4º de ESO representaron en el salón de actos del Instituto Beatriz Galindo, donde imparte clases de Literatura, La dama del alba y la dama de la neurona, una ficción dramatizada entre la filósofa María Zambrano y la científica Rita Levi Montalcini escrita por Maillard.
Además, presentó una colección de biografías de mujeres que han hecho avanzar la cultura en distintos ámbitos a lo largo de todas las épocas. Beatriz Galindo, María Zambrano, Ada Byron, Alfonsa de la Torre, Virginia Woolf y Rita Levi Montalcini son las seis primeras protagonistas de una serie de 40 que edita la AMMU y que va dirigida a todos aquellos que quieran acercarse a vidas de mujeres "que salieron adelante con esfuerzo, algo que hoy en día está muy devaluado, y a pesar de las dificultades", explica Maillard. La cantante Björk, la faraona Hatshepsut, Simone Weil o la artista Louise Bourgeois verán la luz en el futuro. "La verdadera igualdad es reconocer el lugar de la mujer en el ámbito cultural, que tampoco está muy prestigiado entre los jóvenes", añade, dejando claro que los estudiantes son los grandes destinatarios de esta iniciativa.
La AMMU publica una colección de 40 biografías de creadoras
"Hay que reconocer la igualdad en el ámbito cultural", dice la docente
En los sesenta acogieron a intelectuales antifranquistas
Hoy promueven también la racionalización de los horarios
Especialista en Zambrano, Maillard planeaba hacer su tesis doctoral sobre la primera persona en la literatura cuando cayó en sus manos Delirio y destino, autobiografía de la discípula de Ortega y Gasset. "Me interesó desde la primera línea. Yo veía que determinados pensamientos progresistas de la primera mitad del pasado siglo conducían a callejones sin salida. Sin embargo, leyendo a Zambrano vi que abría horizontes y que esos callejones se abrían, así que seguí investigando esos caminos en otros ámbitos". Su tesis doctoral, huelga decirlo, tuvo como protagonista a la autora de El hombre y lo divino. Ahora trabaja en la elaboración de unas obras completas de la filósofa.
El espíritu de Zambrano también influyó en la decisión que Maillard tomó en 2007 para refundar la AMMU, una asociación que se remonta a los años veinte del siglo XX. Nombres como Clara Campoamor o María de Maeztu alimentaron un proyecto que dio al traste con la Guerra Civil y la destrucción de las instituciones culturales creadas durante la República. En los años cincuenta, sin embargo, un grupo de mujeres ligadas a la Institución Libre de Enseñanza, con Soledad Ortega e Isabel García Lorca a la cabeza, logró resucitar la asociación, que en las dos décadas siguientes alcanzó una nada despreciable notoriedad gracias al apoyo de intelectuales desafectos al régimen franquista como José Luis Aranguren, Julio Caro Baroja, Antonio Buero Vallejo, Julián Marías o Pedro Laín Entralgo.
¿Cómo fue posible que brillara una institución ideológicamente contraria a la dictadura? "La Embajada de EE UU la arropó en cierta medida; de hecho, instaló su sede en el Boston Institute de la calle Miguel Ángel, 8. Fue el primer lugar en el que Aranguren habló tras ser expedientado. Por allí pasaron figuras opositoras a Franco de todo el espectro político, de la derecha y la izquierda, porque la asociación no es partidista", dice Maillard.
La censura tiene también su anécdota en la historia de la asociación. Cuenta Maillard cómo en 1963, en un acto de homenaje a Antonio Machado, el régimen envió a un policía. "¿De qué van a hablar?", preguntó. "Pues de poesía, de cosas de mujeres", respondieron en la asociación. "Entonces creo que esperaré en el bar viendo el partido", decidió el defensor de la ley y el orden.
A finales de los setenta, sin embargo, la asociación languideció por falta de un relevo generacional. "Con la transición, la radicalización del pensamiento de extrema izquierda fue desplazando las reivindicaciones de las mujeres hacia movimientos feministas radicales", recuerda Maillard. Navegó a duras penas la década de los ochenta y en los noventa echó el cerrojo, ante la multiplicación de asociaciones surgidas al calor de la democracia y el desarrollo de los partidos políticos. Desaparecía así una asociación que desde los años veinte había formado parte de la Federación Internacional de Mujeres Universitarias (FIMU) en el esfuerzo de promover la cultura y la educación de las mujeres. En 2007, Maillard se unió a otras iniciativas similares en Bilbao y Vitoria y fundó la AMMU, que reconectó con su pasado al volver a ser admitida en la FIMU.
Hoy cuenta con 55 miembros, entre ellos la ex ministra Cristina Alberdi, profesionales de distintos campos que siguen empeñados en promover la igualdad a través de la cultura y la educación. Sus tentáculos se extienden a otros frentes y, por ejemplo, la AMMU forma parte de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles. Un clamor -inatendido- de infinidad de mujeres trabajadoras.
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