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Columna
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Ese 'blogger'

Jesús Ruiz Mantilla

Si uno puede pensar legítimamente que teníamos bastante con ruedas de prensa, plenos del Ayuntamiento, apariciones gratuitas, inauguraciones, festolines y pregones, el insaciable, ese hombre hecho verbo que es Alberto Ruiz-Gallardón, no parece satisfecho con todos aquellos lugares donde puede colocarnos el mensaje. Nunca todo es suficiente para un político. Menos en estos tiempos de bombardeo informativo. Así que el alcalde se ha abierto un blog en el que usted es muy libre de entrar. Pero queda avisado: bostezará.

De Madrid al centro se llama la cosa. Primer atropello. A esa frase gloriosa, a ese latido poético que nos unía con el cielo, nos ha descendido de golpe Gallardón, cual decretazo basura, a la mediocridad de un espacio político ambiguo y manido en el que todos -radicales incluidos- aparentan querer estar. Hasta su propio Josemari, que con un par y el dedo en alza presto a metérnoslo a todos por el culo reivindica el espacio para su inspiración neofascista de batiburrillo en la que tanto beben muchos de sus cachorros por el PP. La del ex presidente sonrojante es una ideología patética cocinada con mimbres de nacionalcatolicismo pasados por creacionistas de la nueva y apocalíptica economía que nos ha llevado directamente al desastre universal.

La corrección política, el protocolo, el mensaje pausado y pautado no tienen futuro en la Red

Seamos justos, no es éste el caso de Gallardón. Pero debe saber que con aspirantes a centristas de ese pelo, ese espacio político que inventara de manera genial Adolfo Suárez en la Transición ha quedado definitivamente devaluado. Pero ¿qué es el centro para Gallardón? ¿Una sucesión de tuneladoras prestas a buscarlo debajo de nuestras tripas? ¿Una obsesión recurrente por el endeudamiento? ¿Un empezar y no terminar de cavar zanjas y agujeros negros por toda la ciudad? ¿Un nuevo faraonismo cercano? Hay que ser cautos porque, aquí, cada uno lo pinta como le conviene. "El lugar que está más cerca de todos los puntos, y desde el que se comprenden mejor las inquietudes del conjunto de la sociedad", comenta el nuevo aspirante a estrella de la blogosfera.

Pues nos quedamos como estábamos. En la inopia. Para tamaña reflexión intelectual, me piro a navegar por otras páginas. Prefiero el pregón anti-Aguirre que se marcó el otro día. Dónde va a parar. Pero no voy a encontrar nada parecido ni en el blog del alcalde ni en toda la batería de altos cargos peperos que se han lanzado, animados por ese icono de la modernidad llamado Rajoy, al espacio de la Red.

Hay que tener ganas de perder el tiempo para adentrarse en la ristra de naderías, lugares comunes y propuestas tan tibias como vacías que lanzan los políticos con aspiraciones en el ciberespacio. La corrección política, el protocolo, el mensaje pausado y pautado no tienen futuro en la Red. Aburren, provocan el bostezo permanente. A no ser que se deslicen, como en el mundo real, por el camino del insulto, el desplante y la descalificación; a no ser que se dejen llevar por los bajos instintos y nos proporcionen en esa realidad paralela que puede ser Internet nuestra buena ración de morbo.

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Pero parece que en este caso, a la vista del estreno tan pulcro del alcalde en ese ámbito, habrá que seguir fijándose en el juego teatral que se marca en la calle con su eterna rival. No hay avatar que les valga. Son auténticos en ese escenario. Ella no necesita blogs, ni fans en Facebook, ni nada. Ella ni entra ni sale más que de los barrios, las congregaciones, las manifas de los obispos, la puta calle. Pisa fuerte e inunda todo de titulares. Es la estrella por antonomasia sin necesidad de armar discursos virtuales. Con cantarle las cuarenta a Cataluña posando con un capote en la plaza de Las Ventas se adueña de todas las portadas. Se propone un pacto contra la crisis, da un paso al frente y pide el Ministerio de Economía; va de visita rutinaria a un hospital en Getafe, le montan un pifostio y los pone firmes insulto va e insulto viene. Nada de medias tintas. Nada de corrección ni centro político que te crió. Sonrisa de monja y palo. Ésa es su impronta. Su blog. No hay ciberespacio que se le resista.

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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