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Galicia lidera la atención sanitaria a quemados

El hospital de A Coruña se convierte en centro de referencia

"Si me llega a pasar hace unos años sé que no estaría aquí para contarlo", relata Robustiano Mota, uno de los muchos pacientes que han pasado por la Unidad de Cirugía Plástica y Quemados del Complejo Hospitalario de A Coruña (CHUAC), centro de referencia nacional desde enero de 2010. A él la vida y los médicos le han dado una segunda oportunidad. La tecnología de la que está dotado este centro, destinado a personas con quemaduras extensas o que por su situación revisten una gravedad especial, permite que los pacientes se recuperen de algo que hace años tenía difícil solución. Las técnicas relacionadas con los injertos de piel, algo esencial en su tratamiento, están mejorando a pasos de gigante.

Estos enfermos necesitan cuidados de un amplio grupo de profesionales
Existen injertos provisionales de piel de cadáver o de origen sintético

El doctor Francisco Martelo, jefe del servicio, está orgulloso de formar parte de un referente nacional. Para él la clave está en "dar la talla". "Los quemados", relata Martelo, "no sólo necesitan la atención de cirujanos que hagan injertos en su cuerpo, y un centro como éste debe estar dotado de un gran grupo de profesionales". Nefrólogos, fisioterapeutas o neumólogos son indispensables para tratar al paciente en muchos de los problemas que se le presentan a raíz del accidente que hayan sufrido. Y es que la principal causa de muerte en este tipo de pacientes no está relacionada con la piel, sino con complicaciones respiratorias por inhalación de humo.

En el caso particular de Mota, fue un accidente laboral lo que le llevó hasta el hospital de A Coruña. Churrero de vocación, un incendio en su puesto de trabajo hace casi dos años le provocó quemaduras "de carácter muy grave" en el 70% de su cuerpo. Tras cinco meses en el hospital y año y medio de cirugías y rehabilitación todavía no se ha recuperado del todo. "Ahora mismo estoy al 70%. No puedo trabajar ni hacer vida normal pero en casa no tengo pensado quedarme". A él el accidente no le ha quitado las ganas de seguir adelante, al contrario. "No me gusta molestar ni depender de nadie", relata, aunque gran parte de este empeño dice debérselo al personal sanitario del hospital coruñés, al que no se cansa de elogiar: "Fueron ellos los que me dieron las ganas de vivir, aún a día de hoy. Estar allí ha sido como estar en mi casa, se merecen un diez en todo".

Los avances tecnológicos ayudan a que la recuperación del paciente sea lo más rápida y positiva posible. La estancia media en la unidad es de 21 días aunque Martelo afirma que depende de la extensión y profundidad de las quemaduras del paciente. "Hace décadas", explica Martelo, "se creía que si la edad del quemado y el porcentaje de sus quemaduras sumaban 100, el paciente moriría. Hoy en día esto no funciona así". La ciencia ha avanzado mucho y esta unidad tiene la suerte de contar con unos equipos "avanzados y muy caros" que permiten una actuación acorde a las necesidades de cada paciente.

Los injertos de piel son el tratamiento inevitable y más eficaz en este tipo de enfermos. El problema está en los pacientes en los que la superficie corporal quemada es tan grande que no hay posibilidad de utilizar piel sana para realizar los implantes. En estos casos se recurre a injertos provisionales de origen sintético o incluso de piel de cadáver (homoinjertos) para ganar tiempo mientras se realizan cultivos de las células de la propia piel del paciente (queranocitos), que son las únicas que no generan rechazo y las que ocuparán definitivamente el lugar de la piel quemada.

En este camino se encuentra el último avance científico relativo a cultivos de piel a partir de células madre, realizado en Francia. Esta investigación ha demostrado que con células embrionarias es posible conseguir queranocitos, que después de ser cultivados en un ambiente parecido al del desarrollo fetal, y colocados en ratones, se comportan como la piel humana, sin generar rechazo. En este aspecto el doctor Martelo es optimista y cree que éste "es un gran paso", ya que en caso de verificarse en humanos, multiplicaría las probabilidades de recuperación a pacientes con una superficie corporal afectada muy alta y eliminaría el rechazo.

El CHUAC cuenta en su haber con los mejores medios técnicos y humanos en este tipo de cuidados, aunque Martelo afirma que "siempre se puede mejorar". Desde febrero de este año, la unidad de traumatología infantil, ubicada en este mismo hospital, está también considerada centro de referencia dentro del sistema nacional de salud, colocándose a la cabeza en la investigación y tratamiento en este campo de la medicina.

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