Una firma pontevedresa presenta el primer autobús para invidentes fabricado en España
La firma pontevedresa Autocares Viuda de Cándido, fundada en 1941, presentó ayer en la ciudad del Lérez un autobús completamente adaptado para invidentes único en España y cuyo coste superó los 300.000 euros. El interior del vehículo, diseñado a la carta por la empresa con el asesoramiento de la ONCE y la asociación Amencer, cuenta con una serie de prestaciones que facilitan a las personas con dificultades visuales y de movilidad desenvolverse de forma autónoma. Las 61 butacas disponibles incluyen la numeración en la parte alta e inferior para que niños y adultos puedan localizar su asiento. Las diversas texturas en el suelo contribuyen también a mejorar la orientación, con moqueta en el pasillo central y otros materiales en los escalones y bajo las butacas. Además, los servicios de emergencia, el aseo o la situación del botiquín o los extintores están indicados en braille en unas tarjetas extraíbles adheridas a la parte posterior de las butacas.
Fueron necesarios "entre ocho y nueve meses" para fabricar el modelo, frente al mes y medio que requiere un autobús convencional, según explicó la gerente Mar Piñeiro. "Todo el mundo tiene derecho a sentirse cómodo cuando viaja en autocar", manifestó. Junto a las prestaciones para invidentes, dispone de espacio para seis sillas de ruedas y rampa de acceso. Elvira Míguez fue de las primeras en probarlo y sugirió que el modelo debería extenderse porque, como dijo, "somos muchos".
Las empresas Irizar y Volvo desarrollaron el proyecto tras una larga investigación, según el propietario de Viuda de Cándido, Manuel Piñeiro. El modelo es "cómodo y seguro", apuntó. Y fe de ello dio también un usuario potencial, José Manuel. "Es el primero que hay así para los ciegos, para que puedas defenderte un poco, con todas las explicaciones: por qué puerta salir, entre qué números queda el baño, en qué punto tienes los extintores, dónde están los martillos para romper una ventanilla...".
Camiño portugués a Santiago, así han bautizado al autocar, incorpora un sistema de vídeovigilancia que permite al conductor conocer el estado del pasaje. Piñeiro, que marcó las directrices de diseño, reconoció que hay "bastante demanda de invidentes y parapléjicos" para autocares de largos recorridos.
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