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El 'Alakrana', al rescate

La solidaridad se impuso al miedo entre la tripulación del Alakrana, el atunero español que vivió el secuestro a manos de piratas somalíes más largo hasta ahora. Cuando recibieron ayer por la mañana la llamada de auxilio del Intertuna II y del Artxanda ante el inminente asalto de los piratas, el buque, que lleva a bordo a sus propios vigilantes armados, recogió el guante junto al Artza, que también puso proa rumbo a los barcos en peligro. Este último, propiedad de Atunsa, también repelió un ataque a tiros en octubre pasado.

Albacora, empresa propietaria del buque afectado, dio las gracias públicamente a los armadores y tripulantes por dirigirse de inmediato a ayudar, aunque no llegaron a tiempo. "Estábamos a unas 30 millas del Intertuna, hubiéramos tardado dos horas en llegar, pero algo había que hacer. Fuimos por una cuestión de solidaridad. Sabemos lo que supone enfrentarse a éstos", responde Agustín Freire, capitán del Alakrana.

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Él no vivió los 47 días de infierno en manos de los corsarios somalíes. Pero la tripulación africana que le acompaña en esta etapa sí padeció el secuestro. "Hay siete u ocho de ellos con nosotros ahora mismo. Estoy impresionado, porque los españoles están tocados y éstos volvieron al trabajo como si nada. No sé si llevan la procesión por dentro". El capitán no se muerde la lengua a la hora de calificar la escalada de violencia de las últimas horas. "Nadie podía imaginar un ataque como éste; salieron todos a la vez. Es una oleada bestial. Ellos son conscientes de que vamos armados y no se cortan. Ya no hay disparos de aviso ni medidas suaves que valgan. O respondes o te pillan".

Freire explica que es muy difícil mantenerse en alerta constante y vigilar todos los flancos. "Tenemos poca experiencia y el radar sirve de poco con los esquifes. Hoy [por ayer] vimos uno a cuatro millas de distancia que no habíamos detectado". Queda claro, explica, que los piratas no van a olvidarse del negocio de la piratería. El hambre, añade, es mala consejera. "Esta gente necesita trabajar, por llamarlo de alguna manera. No van a parar", concluye.

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