Victoria de oro
El Madrid se clasifica para los cuartos de final al vencer en Estambul
Lo que son las cosas. Hace una semana, el Madrid tonteó con el fracaso y necesitó una portentosa actuación de Llull, su hombre milagro, para sobrevivir. Ahora puede presumir de ser el primer equipo de su grupo que logra vencer fuera de su ambiente. El premio, la clasificación para los cuartos de final. Enorme botín para un partido de difícil explicación, sobre todo en lo que se refiere a los movimientos decididos por los dos entrenadores, con mención especial para el del Efes, Ergin Ataman, que pareció hacer todo lo posible para que el Madrid saliese victorioso. Muchas de sus decisiones fueron en contra del sentido común y fueron saldadas con ventajas para el equipo blanco. Dejó que Rakocevic, que no está para casi nada, hiciese de su capa un sayo con resultado nefasto. Mantuvo en el ostracismo a Santiago hasta el último cuarto y, tras cinco minutos en los que causó estragos, le retiró de nuevo. Lo mismo se puede decir de Nachbar. Todo un despropósito que, unido a un carácter volcánico, no ayudó mucho a su ya bastante errático equipo.
EFES PILSEN - 75 REAL MADRID 77
Efes Pilsen: Tunçeri (7), Thornton (6), Smith (13), Peker (7), Kasun (13) -equipo inicial-; Arslan (0), Popovic (2), Rakocevic (4), Shumpert (0), Kuqo (2), Santiago (9), y Nachbar (12).
Real Madrid: Prigioni (3), Jaric (10), Kaukenas (0), Tomic (6), Garbajosa (16); Lavrinovic (11), Vidal (0), Hansen (0), Velickovic (0), Reyes (12), Llull (12) y Bullock (7).
El Madrid hizo una primera parte excelente, sobre todo en el segundo cuarto. Apoyado en el mejor Garbajosa de los últimos meses y la confianza con la que está tirando Llull, se aprovechó del uno contra todos que emprendió Rakocevic en cuanto pisó la cancha por primera vez y puso tierra de por medio (25-37, m. 25). Durante unos minutos todo le salió bien. Con Felipe, Jaric y Prigioni completando el quinteto, el Madrid recuperó la fluidez de los primeros compases de la temporada.
El segundo cuarto terminó a lo grande, con un dos contra dos de Prigioni-Felipe que resolvió el pivot metiendo la canasta adicional (29-44). Pero, en el descanso, Messina decidió que ese quinteto que se había mostrado tan resolutivo y compacto había que tocarlo y quitó a Felipe y Llull para meter a Bullock y Tomic. El Madrid perdió el golpe de pedal que llevaba y el entrenador del Efes dio por una vez en el clavo. Puso en la pista a Ermal Kuqo, que elevó la dureza de la defensa hasta extremos ilegales, pero que provocó un cambio de tendencia. Los 15 puntos de ventaja se fueron esfumando hasta convertir el resultado en algo discutible (56-60, a cinco minutos del final). Jaric clavó entonces un triple que dio mucha tranquilidad y Ataman siguió con sus erráticas decisiones. Total, que entre una cosa y otra el Madrid encontró lo que buscaba. El jueves que viene tiene otro objetivo: ganar al Maccabi, ser el primero del grupo y eludir el cruce con el Barcelona.
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