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El PNV retoma la reforma estatutaria en busca de un mayor autogobierno

Potencia su imagen soberanista de cara a las municipales y forales de 2011

El PNV izó ayer de nuevo su bandera de la anterior legislatura. Casi un año después de las elecciones que le desalojaron del Gobierno, el partido jeltzale rescató su discurso más soberanista para dibujar un horizonte encaminado a lograr una reforma estatutaria que permita avanzar en el autogobierno. Aunque con matices, las tesis apenas han variado en la estrategia política de la principal formación vasca, ahora en la oposición. Más de lo mismo, si bien el mensaje caló entre las bases.

El presidente peneuvista, Iñigo Urkullu, sentó en el BEC de Barakaldo la base ideológica que guiará al partido hasta las elecciones municipales y forales de 2011. Lo hizo en el marco de un emotivo acto con el que se rindió homenaje a la trayectoria de los treinta últimos años como excusa para presentar una nueva iniciativa política, denominada Ados, más "acorde a las necesidades del siglo XXI". "Autogobierno era y es el objetivo. Hoy no renegamos del estatus actual, pero tenemos que seguir creciendo para no quedar subordinados", promulgó.

El partido rescata la identidad vasca y el derecho a decidir como estrategia
Situa el nuevo marco político de cara a la legislatura que viene

Y acto seguido planteó la reforma del marco político como requisito indispensable para "conseguir más herramientas" y alcanzar mayores cotas de poder. La apuesta se acompañó de músculo con un repleto auditorio que acogió a varios cientos de militantes. En primera fila, entre otros, destacaba la presencia del ex lehendakari Juan José Ibarretxe. Seguro que le sonaba el discurso.

Aunque escoró hacia la soberanía el centralismo que reclama, Urkullu aludió a la "responsabilidad" del PNV como eje de la política vasca. En especial, ante la "parálisis institucional" que a su juicio ha provocado la nueva mayoría gubernamental. "Hemos construido Euskadi y lo vamos a seguir haciendo en el futuro", proclamó. Consciente de la realidad, sin embargo, fijó el desarrolló de la iniciativa estatutaria a medio plazo. "Sin prisa, pero con paso firme".

Más allá del autogobierno "pleno en todas las materias", el presidente jeltzale fijó como objetivos de su propuesta el reconocimiento de la identidad nacional del pueblo vasco, el respeto a su capacidad de decidir y un marco territorial basado en la libre adhesión, a través de un pacto con el Estado en el que se recoja la garantía de cumplimiento de lo acordado. Cuestiones que, según recordó, no se contemplan en el actual Estatuto de Gernika. Como principios de acción garantizó, no obstante, el compromiso con todos los Derechos Humanos, a través del rechazo total de la violencia, y el reconocimiento de la pluralidad de la sociedad vasca.

Durante su intervención, tan prolongada como pausada, cuidó al detalle las formas y procuró distanciarse de otras iniciativas soberanistas. Aunque no la mencionó, dejó un claro recado a la banda terrorista ETA, a la que acusó de "encabezar la liberación nacional de demolición, destruyendo vidas, dinamitando el desarrollo, incendiando la ilusión". "Son nuestra tragedia nacional. Aquí sí que el PNV no tiene más crédito disponible", aseguró. E instó al entorno de la organización a "cerrar toda actividad delictiva, achatarrar los pasivos, prejubilar a los no recuperables e incorporarse a la actividad política respetando las reglas del juego".

Arropado por el creciente fervor del público, Urkullu avanzó con su iniciativa y delimitó el camino a seguir. Habló de contrastar primero la propuesta con los ciudadanos y se mostró dispuesto incluso a una moderación externa que, con método propio, permita alumbrar el "nuevo" país en sede parlamentaria en la próxima legislatura. "No tenemos problema en depositarla para su desarrollo en el foro pertinente para su debate político y la búsqueda de un acuerdo nacional", indicó. Después pidió ilusión, compromiso y trabajo a la militancia para llevar Euskadi "a la cabeza de Europa". "¡Manos a la obra!".

El de ayer fue uno de esos actos políticos al más puro estilo. Ideológico, casi en exclusiva, aunque aderezado con un par de vídeos y varias canciones que aportaron el toque sentimental a la mañana. Los problemas "reales" de la sociedad, de los que según las fuerzas no nacionalistas hace dejación el PNV, sólo ocuparon el primer plano cronológico, durante los homenajes que abrieron el acto del BEC. Urkullu relegó al final de su intervención tenues expresiones sobre "el empleo y la riqueza", o alusiones a "una sociedad centrada en las personas, cohesionada y orientada a un desarrollo sostenible". Sólo en este punto de su discurso se refirió al autogobierno como "desarrollo integral de un pueblo en beneficio de sus ciudadanos".

La conclusión se remitió a la trama principal del argumento. "Aquí ponemos en marcha la nueva iniciativa política, económica y social para Euskadi", sentenció Urkullu, en nombre de todos los lehendakaris jeltzales. "El testigo de Agirre, Leizaola, Garaikoetxea, Ardanza e Ibarretxe seguirá su recorrido. La cadena no se rompe", advirtió contundente. "Palabra de Partido Nacionalista Vasco".

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