Se abre la veda en el Cantábrico

La flota de cerco española, formada por 180 embarcaciones, tiene luz verde a partir de hoy para salir a pescar anchoa al Golfo de Vizcaya después de cinco años de veda decretada por la UE debido a la crítica situación de la especie en 2005. Sin embargo, la mayoría esperará, paradójicamente, al mes que viene. Inmerso en la campaña del verdel, el sector se irá incorporando progresivamente a la costera en abril, cuando las expectativas de hallar género son mayores. Y es que marzo no es un mes "natural" para capturar anchoa. "Puede que ahora vaya alguna embarcación, pero serán pocas", apunta el presidente de la Federación de Cofradías de Vizcaya, Iñaki Zabaleta.

Precisamente, el responsable de las cofradías gallegas, Benito González, recuerda que Galicia planteó abrir la veda a primeros de abril por ser una opción más práctica. Esta comunidad autónoma tiene una veintena de barcos acondicionados para la pesca de anchoa -de los 68 totales- ya instalados en los puertos de Ondarroa y Pasajes que aprovechan estos días para pescar otras especies y testar la cantidad de anchoa que va apareciendo. "Probarán por si acaso, pero me temo que si pillan algo será de casualidad", aventura González.

En la práctica, gran parte del sector no se incorporará a la campaña hasta abril

Los pescadores no saben qué se encontrarán cuando se echen a la mar, cuya temperatura marcará la llegada del género a la superficie. Zabaleta tilda la apertura de la pesquería -basada en informes que arrojaron un índice de biomasa un 33% mayor que en 2005- de "aventura", ya que sólo al iniciar la campaña sabrán el tamaño del género y su comportamiento. "Cuando se pescaba cada año eran más huidizas, ahora puede que estén más tranquilas aunque también más esparcidas", reflexionan fuentes del sector. La ventaja con la que parten los pescadores es que el verdel y la anchoa se pescan con cerco, así que los arrantzales no perderán el tiempo en acondicionar los barcos para la nueva campaña, que concluirá el 31 de mayo, y podrán acoplarse a ella de inmediato.

Plenamente "concienciados" de respetar los cupos máximos por día y barco, los pescadores podrán capturar, a tres y cuatro millas de la costa, 5.000 kilos por jornada siempre que las piezas sean de un tamaño aceptable y en ese kilo entren menos de 38 unidades. Si son más pequeñas y caben entre 38 y 50 piezas, sólo podrán capturar esos 5.000 kilos a lo largo de una semana. El cupo total decretado por la UE para España -5.500 toneladas- se antoja "muy escaso" para el sector que, sin embargo, admite que "por algo se empieza". "Lo ocurrido en estos años nos ha hecho recapacitar", sostiene González. No obstante, el motivo por el que se redujo la biomasa de la anchoa aún no está claro pese a que algunos apuntaron a la sobrepesca como el motivo principal", señala González. El sector conservero también estima que el cupo es insuficiente. Una circunstancia que les obligará a seguir importando anchoa de Argentina y el Mediterráneo, como tuvieron que hacer tras la veda para satisfacer una demanda de 25.000 toneladas anuales de producto.

La delicada situación que atravesó la especie -en 2005 la costera arrojó la exigua cifra de 200 toneladas- ha motivado que el Gobierno vasco haya extremado las precauciones. Así, un grupo de inspectores del Ejecutivo autonómico controlará "con especial sensibilidad", según la consejera de Pesca del Gobierno vasco, Pilar Unzalu, que se respete el cupo decretado por la UE, así como que no se venda como anchoa del Cantábrico el género que proviene de otras zonas, como el Mediterráneo y Argentina. El objetivo de la operación es garantizar que el recurso se mantenga y evitar fraudes.

El sector comprende las cautelas del Ejecutivo autonómico, pero considera excesiva la "burocracia" desplegada en torno a esta pesquería. Por ejemplo, se les antoja exagerado tener que "preavisar y luego avisar" a los inspectores del desembarco del género cuatro horas antes de alcanzar el puerto.

Hay algo seguro: Entre la anchoa del Cantábrico y el resto habrá una notable diferencia de precios, más aún teniendo en cuenta el límite de capturas impuesto. "La parada de la producción no va a ser buena para el mercado", reflexiona González.Zabaleta, por su parte, no se atreve a precisar una media orientativa. "Establecer un precio mínimo sería relativo, jugaremos con las descargas que hagamos en el puerto, con la oferta", apunta. La falta de anchoa en el Cantábrico motivó la subida del precio de la especie del Mediterráneo, que se llegó a vender en 2007 a entre 12 y 15 euros el kilo, mientras la última del Cantábrico superó los 24.