_
_
_
_
HISTORIAS DE UN TÍO ALTO | NBA
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La pirámide de Jerry Sloan

En Estados Unidos, de pequeño, me enseñaron que mis hábitos alimenticios tenían que seguir la pauta marcada por un gráfico lleno de colores llamado la pirámide alimentaria. Las lecciones eran sencillas: no necesitas tanta carne, probablemente deberías comer mucha verdura y el azúcar y la grasa te matarán.

Para la versión de 10 años de mí mismo, el problema era la verdura. La perspectiva de tener que comerme entre tres y cinco cosas verdes cada día me parecía una tarea tan difícil como que mis padres dejaran que me quedara levantado después de las ocho de la tarde.

Pero, con el paso de los años, he comprendido que las autoridades que elaboraron la pirámide tenían por lo menos una parte de razón. Si quiero seguir vivo y mantener mi colon libre de células cancerígenas, puede que masticar brócoli cada pocos días sea una buena idea.

Los Jazz pasan el balón, juegan en equipo y no llevan pistolas al trabajo
El técnico de Utah entiende que la solución fácil y rápida no funciona
Más información
O'Neal se pierde la temporada regular de la NBA

Estaría dispuesto a apostar que Jerry Sloan, el entrenador de los Jazz de Utah, nunca tuvo ningún problema con la pirámide alimentaria. Siempre ha sabido que tomar decisiones adecuadas a corto plazo le traería beneficios a largo plazo.

Por 876º año consecutivo, los Jazz de Utah tienen un balance positivo (escribo, creo que por segundo año consecutivo, una columna sobre el perenne éxito del equipo y usando unos números igualmente exagerados). Han conseguido ese balance como lo hacen siempre: pasan el balón, juegan en equipo y ninguno de los jugadores lleva pistolas al lugar de trabajo.

Como consecuencia de ello, y es importante, a la gente le gusta ver jugar a los Jazz. Esta temporada es el cuarto equipo de la NBA, de 30, en asistencia de público. Desde que se inauguró, en 1991, su actual pabellón (¡alerta, nombre horrible!: Energy Solutions Arena), los partidos de Utah han tenido una media de más de 18.000 espectadores. Cada año.

En comparación, los Sixers de Filadelfia, una de las franquicias históricas de la NBA, sólo han tenido una media de más de 18.000 espectadores por partido en cinco de esos 19 años.

De acuerdo, los Jazz nunca han sido favoritos al título en ese periodo de tiempo. Y, aparte de los concursos del pelo más rubio y de los recitales del Libro de los Mormones, no hay mucho que hacer en Salt Lake City. Pero, si dirigiera un equipo de baloncesto y me dieran a elegir entre dos franquicias, una que llena un pabellón cada año con equipos que casi siempre están en los playoffs y otra que sólo se las apaña para conseguir una de esas dos cosas de Pascuas a Ramos, elegiría probablemente la del ganador que pone a gente en los asientos.

Pero también es verdad que, con los años, he superado mi actitud reticente frente a la verdura. Lo que significa que podré vivir después de los 50 y que probablemente tendré un colon sano para mi jubilación. Pienso que se puede decir lo mismo de Jerry Sloan: parece que entiende que la solución fácil y rápida (intentarlo con superestrellas / comer tarta de queso) no funciona. Y que buscar la salud a largo plazo (construir un equipo lentamente / no comer tarta de queso) funciona.

Y así, por la misma razón que Jerry Sloan probablemente no tuvo miedo de la pirámide alimentaria, los Jazz de Utah siguen ganando. Y siguen vendiendo entradas mientras que los Sixers de Filadelfia siguen dirigidos por unos niños de 10 años.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_